Jaime Urrutia saca al mercado el martes que viene su tercer álbum de estudio, Lo que no está escrito, una juguetona mezcla de canciones de amor y frases hechas a ritmo de rock, swing, ska, blues y hasta minué, que según su propia percepción, son “Urrutia en estado puro”.
El disco, grabado en formato analógico “como en los viejos tiempos”, sale a la venta con un envase de lujo: (otra vez) un cuadro de El Hortelano, Carta de amor I, donde una mano escribe letras sin parar con un lápiz, es la portada del disco-libro que, además del CD, incluye las letras de las canciones y sus partituras.
“Musicalmente, este disco es Jaime Urrutia pasado un tiempo, es Jaime Urrutia en estado puro”, dice mientras mete la nariz y aspira entre las páginas de su disco-libro recién editado.
Son, en total, diez canciones nuevas y una conocida, pero también nueva: Tratando, que canta con Andrés Calamaro, aparece ya en el único disco que Urrutia ha grabado en directo, En Joy, pero “Andrés es un profesional y me hizo dos versiones”. Ésta es la segunda, explica en una entrevista con Efe.
Se titula Lo que no está escrito porque una chica, hace años, le dijo: “te quiero lo que no está escrito”, aunque en realidad es su modo de expresar su amor por el lenguaje “popular y cotidiano”.
Lo dicen los títulos de sus canciones: Tanta paz lleves, De perdidos, al río, Siempre a veces, Y nos dirán o ¡Venga ya!
“Me gustan Galdós y Valle Inclán, y jamás voy a cantar en inglés”, aclara este estudiante que fue de Filología, pero, al momento, puntualiza: “hablamos de escribir, no de dar en el ordenador contra unas teclas. Es hacerlo con la mano, con una pluma. Me da una referencia poética, y yo doy algo distinto”, resume.
Zurdo, como su madre, aunque no para tocar la guitarra, y sin carné de conducir, su pasión por los toros es un secreto a voces, como su afición al cine (El gabinete del doctor Caligari es el título de una película muda de 1920 dirigida por Robert Wiene) y a éstas se suma, desde hace trece años, una debilidad: su hija Layla.
Layla es quien le abre los ojos de lo que está pasando con la música: “me dice que por qué hay que pagar por algo que se puede tener gratis, y yo le explico que es que esto es cultura, pero la entiendo”, comenta.
Según augura el artista, a quien sus fan apodan El Maestro, en el futuro cada autor tendrá su propia compañía de discos, los hará en su casa y se encargará de venderlos.
El cantante Jaime Urrutia recuerda, cuando se le pregunta por ello, que en la época del grupo Gabinete Galigari (que formaron Urrutia, Edi Clavo y Ferni Presas en el año 1981) se sentía “el peso de Felipe González” y era un tiempo en que los ayuntamientos socialistas pagaban “muy bien” a los artistas.