María Moliner se dedicó durante quince años a preparar su Diccionario de uso del español, obra fundamental de la cultura en español del siglo XX.
María Moliner se dedicó durante quince años a preparar su Diccionario de uso del español, obra fundamental de la cultura en español del siglo XX, pero hay otras muchas facetas de la vida de esta mujer que se ignoran y sobre las que ahora Inmaculada de la Fuente arroja luz en una biografía.
El libro se titula El exilio interior. La vida de María Moliner y en él la autora huye de los estereotipos que rodearon la trayectoria de esta gran lexicógrafa y recrea las distintas etapas vitales de quien fue condenada al ostracismo durante el franquismo y quizá por eso “tuvo tiempo” para sacar adelante esa magna obra que es el Diccionario.
Como señalaba ayer De la Fuente al presentar el libro, editado por Turner, María Moliner tuvo siempre fama de “ama de casa” y de “persona abnegada” porque consagró buena parte de su existencia a las palabras, pero también fue “una mujer con una gran ambición intelectual y con afán de superación”.
En realidad, es “una figura clave del siglo XX, una autora que escribe un diccionario que actualiza ella sola todos los términos del de la Real Academia Española (RAE)”, institución que en 1972 no respaldó con los votos suficientes la candidatura de María Moliner, y sí apoyó la de Emilio Alarcos, que competía con ella por la misma plaza.
Inmaculada de la Fuente cree que la Academia no tenía especial interés en que Moliner entrara en la Academia, ya que “la veían como una intrusa”.
Esta mujer había estudiado la licenciatura de Historia en Zaragoza “y no estaba considerada filóloga”, a pesar de que demostró sus grandes conocimientos de lexicografía en su monumental Diccionario.
Y sin duda, en el rechazo de la RAE “también influyó el hecho de que fuera mujer” y el que su obra “cuestionara” el Diccionario académico. “Fue admirada por algunos académicos, pero en cierto modo no fue valorada”, añadió De la Fuente, periodista del diario El País y autora de los ensayos biográficos Mujeres de la posguerra y La roja y la falangista.
A la hora de acreditar sus méritos para ser académica, Moliner solo aportaba el Diccionario. “Si el Diccionario no les parecía bastante a los académicos, ¿para qué buscar más?”, decía De la Fuente.
“Con el paso del tiempo, no haber entrado en la Academia no le resta nada a María Moliner, y acaso sí a la Academia”, comentaba la autora.
“La que tenía en su cabeza el diccionario era ella pero necesitó ayuda porque, si no, se hubiera vuelto loca”, asegura De la Fuente.