La escritora Elvira Lindo ha reunido en "Don de gentes" una selección de los artículos que publica cada domingo y que condensan su peculiar mirada sobre la realidad. Le gusta decir en esos textos lo que piensa, aunque sabe que el columnista que no siempre "es fiel a la parroquia" se la juega.
"El que es sincero, independiente y juzga cada hecho no desde un prisma partidista sino por lo que ese hecho en sí le provoca va a buscarse un lío antes o después", afirma Elvira Lindo en una entrevista con Efe, en la que habla de su evolución como articulista, de la reacción de los lectores y de cómo procura que "entre las palabras esté el latido humano".
Lindo (Cádiz, 1962) lleva una década publicando artículos en "El País" -su primera serie, "Tinto de verano", ya la hizo muy popular- y cree que el peligro que se corre es "convertirse en un personaje. El personaje que escribe columnas".
"Yo he luchado por evitar un engolfamiento con mi propio estilo, de hecho, mis artículos de hace diez años no se parecen en absoluto a los que escribo ahora. Así que espero que el lector perciba esa honestidad. Me considero capaz de renunciar a un registro que tuvo éxito para ser fiel a quien soy en cada momento. Esa mirada contiene ironía e inocencia, pero creo que también madurez", afirma la escritora.
Para "Don de gentes", editado por Alfaguara y con prólogo de Juan Cruz, Lindo ha hecho una selección entre los artículos de los últimos cuatro años. Eran muchos -"¡Dios mío, cuánto he escrito!", asegura- y con los primeros ya no se sentía "muy identificada, aunque hubiera lectores a los que le divertían enormemente".
No es fácil elegir cada semana el asunto sobre el que va a escribir: "A veces es desesperante encontrar un tema, y a veces lo mejores artículos nacen de la nada, de esa desesperación", comenta la autora de novelas como "Una palabra tuya" (Premio Biblioteca Breve) o "Lo que me queda por vivir".
"Lo que hago es salir, leer, escuchar, ver la tele, ir al cine, observar. Vivo pensando en qué es lo que puedo contar el domingo. Y cuando acabo el artículo quiero beberme dos vasos de vino de la alegría que me entra, una especie de alivio y de excitación", confiesa Lindo, que el 2 de junio presenta su nuevo libro en Madrid.
Sus colaboraciones están siempre llenas de humor -"el humor forma parte de mi naturaleza. No me lo propongo"- y producen todo tipo de reacciones en el lector. Los hay que le escriben cartas llenas de "cariño y respeto", que, "por pudor", ella no suele mencionar, pero también están los que tienen "la escopeta cargada".
Un domingo se le ocurrió comentar que la actriz Scarlett Johansson muere en "Match Point" y una señora la insultó por haberle "jodido" la película.
En otras ocasiones ha tenido que hacer frente a los ataques de ciertos escritores y críticos que no ven con buenos ojos que Elvira Lindo y su marido, el novelista Antonio Muñoz Molina, pasen seis meses al año en Nueva York.
"Esas críticas responden a un temperamento muy nuestro: la desconfianza hacia el que se va o al que transmite entusiasmo por la vida. Yo soy muy pudorosa con mis problemas personales, así que doy una imagen viva, optimista de alguna manera, y eso hay determinada gente a la que le molesta. En cuanto a la mala baba... Te duele porque no la entiendes", asegura.
Sus artículos contienen una amplia gama de temas: desde "Los Soprano" hasta Philip Roth, Paul Auster o Francisco Umbral, pasando por Simenon y las 30.000 mujeres con las que decía haberse acostado, o "Mujercitas", esa novela con la que Lindo sintió de niña ganas de hacerse escritora.
En alguna de esas citas semanales reivindica la necesidad de recuperar los testimonios de quienes vivieron la guerra civil antes de que desaparezcan. No conviene olvidar, afirma, "lo pobre que fue España, lo poco que tenían nuestros abuelos, nuestros padres, y los privilegios que nos han dado".
"¿Lo hemos sabido transmitir a la gente más joven? Yo creo que no. España ha vivido, más que en una burbuja inmobiliaria, en una burbuja vital. Pero me parece que hay un sector de la gente joven que, si sabe encauzar adecuadamente sus intereses políticos y sociales, puede darnos una lección en un futuro", concluye.