La reconstrucción de los atentados del 11 de marzo de 2004 ya tiene su expresión en un cómic que se puso ayer a la venta, prologado por Pilar Manjón y centrado en mostrar “cómo ha afectado la tragedia a las personas”, más allá de los hechos probados en la sentencia, hilo conductor de esta novela gráfica.
Así define Pepe Gálvez, uno de los guionistas, la esencia de 11-M: La novela gráfica (Panini), que huye de “cualquier acercamiento morboso” y pretende “mostrar el drama humano”, para cumplir el “compromiso inicial” que se fijaron los autores a la hora de abordar el proyecto, ha explicado a Efe.
La intencionalidad de los autores se recoge en el prólogo de la novela gráfica, escrito por Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo y madre de Daniel, una de las 191 víctimas de los atentados, cuyos nombres aparecen en el cómic, uno por uno, escritos por orden alfabético en dos páginas.
“Muchos se han bajado de los trenes, pero millones más siguen cada día acompañándonos y un cómic como éste es un abrazo solidario para el recuerdo”, asegura Manjón.
Pepe Gálvez advierte de que, “aunque haya pasado un tiempo, las consecuencias no acaban y la sociedad tiene que tener en cuenta que esa parte de dolor existe y hay que seguir cuidándolo”.
Esta idea tiene su primera expresión en la portada del libro, que muestra decenas de velas colocadas en un andén en homenaje a las víctimas, bajo una pancarta en la que se lee un mensaje de solidaridad: “¡En esos trenes íbamos todos! Siempre estaréis en nuestra memoria”.
Antoni Guiral y Pepe Gálvez, guionistas de la historia, vieron en el cómic un medio que podía ayudar a “entender lo que pasó, plantear por qué pasó y entender la repercusión de un suceso que no es ajeno y que rompió la vida de una población”.
La lectura de la sentencia que efectuó el juez Javier Gómez Bermúdez el 31 de octubre de 2007 es el punto de partida de la novela gráfica.
La idea de utilizar la propia sentencia como hilo conductor se debe a la intención de hacer accesible un tema complejo para el gran público, pero, además de mostrar los hechos probados, con el juicio, el cómic ha querido adentrarse en la cara humana de la tragedia con la ayuda de tres personajes ficticios.
Un periodista que ve los hechos desde fuera, un familiar que cuenta sus propias experiencias y un policía que es, según Gálvez, “la excusa narrativa” que les ha permitido contar todos los detalles policíacos de la investigación, han servido de recurso a los autores para hilar la trama y propiciar una lectura más ágil.
Algunas de las más de cien páginas que componen este cómic ofrecen elementos infográficos que ayudan a la comprensión de la historia, por ejemplo, una reconstrucción de la sala del juicio o una superposición de aquellas portadas de periódicos que recogían las manifestaciones ciudadanas contra la matanza.
La historia, que concluye con una noticia de Efe sobre la sentencia del Tribunal Supremo que en julio pasado cerró prácticamente el proceso judicial del 11-M, recoge las declaraciones que efectuaron en las horas posteriores a los atentados políticos como José María Aznar, Ángel Acebes, Arnaldo Otegi y Alfredo Pérez Rubalcaba.
La parte visual es obra de Joan Mundet y Francis González, que han creado unas viñetas de estilo realista, casi fotográfico, que se acerca a la obra de Jacobson y Colon sobre el 11-S, The 9/11 report: a graphic adaptation.
Según el director editorial de Panini, Alejandro M. Viturtia, la diferencia entre ambas obras es que la que aborda el 11-S “es la transcripción de lo que sucedió”, mientras que la española “da otra aproximación a la desgracia”.
Antes de llegar a las librerías, la obra ha pasado por varias etapas que han ralentizado el proyecto.