En diciembre próximo acabará una aventura que para un grupo de jóvenes rondeños supuso, hace ahora casi dos años, el inicio de la Escuela Taller Tradición y Futuro, para la que la Junta invierte en Ronda 1,7 millones. Entre un total de 60 alumnos, repartidos en cinco módulos, ocho chicas y un chico han aprovechado este tiempo para convertirse en unos verdaderos ratones de biblioteca, pero adaptados a los nuevos tiempos, tras aprender el tradicional oficio de archivero pero, a la vez, convertirse también en unos auténticos community manager, que es como se conoce a los actuales ratones de Internet, capaces que bucear en los nuevos archivos digitales en beneficio de cualquier empresa: “Las empresas rondeñas se van a rifar a estos jóvenes cuando salgan”, quiere presagiar, en favor de sus alumnos, María José Sánchez, experta documentalista y monitora del módulo de archivo de la escuela taller. Añade Sánchez que “en diciembre, cuando acabe la Escuela Taller, concretamente este módulo, tendremos unos talentos con el valor añadido de ser archiveros, a los que la historia proporcionará la llave para abrir las puertas del mundo laboral”, explica.
Y es que el módulo de archivo fue toda una novedad en la rondeña Escuela Taller, decana de las escuelas andaluzas, acostumbrada a talleres de forja, electricidad o albañilería, entre otros oficios. Pero Ronda quiso dar un paso al frente en favor de la cultura y solicitar, en 2010, este novedoso módulo de archivo. Así que sus alumnos, jóvenes rondeños desempleados, se han acabado convirtiendo en un verdadero grupo de investigación, que ha trabajado duro los dos últimos años para insistir en la necesaria actualización del Archivo Histórico Municipal, localizado desde hace un par de años en el Convento de Santo Domingo: “El lugar es extraordinario. Muchos compañeros investigadores dicen que envidian poder trabajar, como hemos hecho nosotros, en un espacio como éste”, cuenta la monitora, a propósito de esas nuevas instalaciones del Archivo, empeño de la antigua concejal de Cultura, Pepa Becerra. Los jóvenes han tenido el privilegio de bucear entre cajas y cajas de archivos desconocidos para muchos, puesto que el Archivo Histórico Municipal cuenta con documentos desde el siglo XV hasta nuestros días. Los alumnos, no obstante, han trabajado específicamente con documentos del siglo XX; cartillas militares y documentos de los años de los años de la Guerra Civil han llamado especialmente su atención, si bien han tenido la oportunidad de conocer archivos como el llamado Libro del Repartimiento, una de las joyas de este archivo municipal, el que recoge el reparto de bienes y tierras que los Reyes Católicos hicieron tras conquistar la ciudad: “Lo más difícil ha sido la paleografía, pero hemos aprendido finalmente a leer escritura antigua”, comentaba una de las alumnas.
Los jóvenes, entre 16 y 25 años, tienen ahora claro que hay que salir a la calle, y buscar un trabajo: “Les dije, al comenzar, que no habría exámenes, puesto que la vida es un examen constante. Aquí han aprendido una profesión que ahora deben poner en práctica”, explica María José Sánchez.
Estos días, los jóvenes participan activamente en la organización del Congreso de Historia de Ronda, que se celebra a finales de este mes de septiembre y será uno de sus últimos trabajos. Pese al esfuerzo, aún queda mucho por hacer en el Archivo Municipal: “En un archivo puede haber mucha información, pero ésta debe convertirse en conocimiento tras que sea ordenado y divulgado, y ese es el papel de todo archivero”, concluya la monitora del taller.