A Antonio no se le podrá olvidar el día en que vino al mundo su pequeña Martina, que todavía no ha cumplido un mes de vida. Y no sólo por las evidentes razones emocionales, sino por la peripecia que tuvo que vivir en unos pocos minutos que pudieron haber complicado el parto de su esposa Yolanda, al llevarse la grúa municipal su coche mientras recogía a la mujer, que había comenzado a sufrir contracciones. Con ella tuvo que ir andando hasta el depósito de vehículos situado en el polígono el Fuerte.
A Antonio nunca le habían multado por nada. Y tuvo que ser el pasado 10 de abril, el día en que nació su hija. Entiende que dejar aparcado un vehículo no autorizado en carga y descarga puede y debe conllevar una sanción, pero denuncia la falta de condescendencia de la Policía Local y, sobre todo, su afán sancionador, al entender nuestro protagonista que los agentes vieron cómo aparcó su vehículo y no tardaron “ni tres minutos” en llevarse el coche.
Antonio estaba trabajando cuando le llamó su mujer a primera hora de ese día. La esposa estaba desayunando en el piso de su hermana, situado en la zona de Los Arcos, junto a la Avenida de Málaga, cuando se puso de parto y llamó a su marido: “Me pidió que recogiera todas las cosas de nuestra casa, todos los preparos para ella y la niña, y que la recogiera. Cuando llegué no había sitio en ningún sitio y dejé el coche en carga y descarga. Salí del coche y mi mujer ya bajaba del piso. No fueron ni tres minutos y el coche ya no estaba”. Y nadie de la familia pudo acudir por ellos, “y olvidé por completo el número de los taxis”. Y es por ello que Antonio y Yolanda, junto con la hermana de esta, decidieron andar hasta el polígono para recoger el coche: “Yo no sabía ni donde estaba el depósito. No me habían multado nunca. Con los nervios del momento, decidimos irnos andando porque creimos que era lo más rápido”.
Y llegaron al polígono. A las escondidas instalaciones de la empresa de la grúa. Y allí se encontraron otro problema: “Sin dinero en metálico no podríamos retirar el coche, estuviera o no mi mujer de parto. No se podía pagar con tarjeta, y menos mal que mi mujer llevaba algún dinero en metálico y pudimos pagar los 70 euros que nos costó sacar el coche”.
El caso de Antonio ha venido a sumarse a las quejas continuadas por la lejanía del depósito municipal, donde la retirada del vehículo implica el conocimiento de la sanción sin posibilidad alguna de alegación por parte de los afectados. Nuestro denunciante, de hecho, está peleando con el Patronato Provincial de Recaudación en una alegación que “difícilmente va a ser atendida, según me han dicho, pese al modo en que sucedió todo”.
Martina nació poco después. La familia está contenta. Pero denuncia el mal trago vivido en un día que debió recordarse sin ningún borrón.