Tras una larga cola de hambrientos roteños a la espera de pagar su cucurucho y una incógnita entre la porra y “los finos”, detrás del mostrador de la churrería remolque, la preocupación huele tanto como incluso el aceite caliente. El desabastecimiento en los mercados del aceite de girasol está haciendo mella en las churrerías que en sólo dos semanas están viviendo una situación que nunca antes habían experimentado rozando límites. La falta de aceite de girasol, materia prima de la industria del churro es cada vez má candente y los churreros se llevan las manos a la cabeza ante la escasez del aceite.
Proveedores de aceite de girasol ya advirtieron la semana pasada ante la situación de desabastecimiento que se sufriría esta semana. Estaban en lo cierto. La dueña de esta churrería de la imagen nos cuenta que fue previsora y que la semana pasada compró de más, pero dice que los costes de producción son cada vez más inasumibles. Entre lo que tiene que pagar de gasoil para mantener funcionando su churerría portátil, la escasez de trigo para hacer la masa de los churros a lo que se suma la falta de aceite de girasol, esta nos cuenta a Viva Rota que sus costes se superan actualmente a los de hace tres semanas en un 150%.
Esta churrería, que abre tres veces a la semana gasta una garrafa. Nuria nos cuenta que antes le costaba cada una 45 euros y ahora el coste se ha duplicado costándole cada una casi 80 euros. Una situación “insostenible” que esta empresaria espera que no vaya a más porque no sabe hasta cuánto van a durarle las previsiones de aceite.
A las churrerías no les queda otra que subir los precios. El kilo de churros en Rota ha aumentado un euro hasta los nueve. Una subida que lamentan y que esperan que no repercuta en la demanda local de este desayuno dominical por excelencia.
