La localidad se ha vuelto a volcar, un año más, en una gloriosa Madrugá Nazarena de Viernes Santo vivida y sentida de principio a fin como pocas. Y es que Nuestro Padre Jesús Nazareno, Señor de Rota, respondió ayer con creces a las expectativas en él depositadas por un pueblo que le venera con la más profunda entrega y devoción.
Minutos antes de las dos de la madrugada, la luna brillaba con inusitada fuerza en una más que abarrotada Plaza de Bartolomé Pérez. Roteños y roteñas se afanaban en hacerse un hueco entre la muchedumbre. De repente, el característico sonido de las Trompetas de Jesús enmudeció a los presentes presagiando una larga noche que tendría al Nazareno, San Juan Evangelista y la Virgen de la Amargura, como absolutos protagonistas.
Junto a una inmensa cohorte de más de setecientos nazarenos ataviados con túnicas moradas y cinturón de esparto, y ante la atenta mirada de los numerosos fieles congregados para la ocasión, Jesús Nazareno realizaba su salida triunfal de Nuestra Parroquia de la O ante una expectación sinigual. La que probablemente es la imagen más venerada de la Semana Santa roteña lucía con solemnidad un nuevo cíngulo de oro y una túnica morada, regalo del pueblo de Rota.
Acompañado por su siempre fiel Cirineo, el Señor de Rota se abría paso entre la muchedumbre con su elegante caminar marinero, portado por su cuadrilla de costaleros. Tras él, su discípulo, San Juan Evangelista, llevado por un joven grupo de costaleros, y su madre, la Virgen de la Amargura con un hermoso exorno de flores blancas, algunas especialmente realizadas para la ocasión.
Casi una hora después del inicio de su salida procesional, la Hermandad del Nazareno se adentraba por el casco histórico roteño acompañada de numerosos fieles que descubrieron de su mano las novedades de un recorrido que ha acercado al Señor de Rota a nuevas zonas de la localidad.
Más de nueve horas ha durado el peregrinar de la Hermandad del Nazareno por las calles de la villa. Pasadas las once de la mañana, Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista volvían reencontrase en la Plaza Bartolomé Pérez, en el mismo lugar donde, horas atrás, iniciaban una intensa noche de penitencia y fervor popular.
Allí, a las once y media de la mañana y ante un nutrido número de fieles, el Párroco del Carmen, Carlos Redondo, pronunciaba un emotivo Pregón de Pasión que compartía escenario y hora con el de la pasada Semana Grande. Con la bella estampa del Señor de Rota, San Juan Evangelista y la Virgen de la Amargura a los pies del Castillo de Luna contemplando, frente a frente, a todos y cada uno de los roteños que allí se congregaban se ponía el broche final a una histórica Madrugá que concluía de forma definitiva con el regreso a su templo de los titulares de la Hermandad.
