Decía Michel Foucault que el poder reside en el discurso, esto quiere decir, que quien es capaz de crear un discurso hegemónico para la mayoría de la población tiene el poder de dirigir a un colectivo dentro de los parámetros en los que se enmarque este discurso.
En el libro de Ciencias Sociales de la Editorial Santillana para sexto de primaria, dice textualmente: “La transición fue el proceso que se inició cuando murió el general Francisco Franco y que significó el paso de una dictadura a una democracia de forma pacífica”.
Es cierto, que la transición fue un proceso llevado a cabo de una manera magistral por los actores del momento, Adolfo Suarez, Santiago Carrillo, Felipe González… entre otros, sobre todo teniendo en cuenta “los mimbres que había para hacer el cesto”. Hombres con la responsabilidad de Estado como aquellos, hace tiempo que no se ven en el panorama político español.
Llevar al país a una democracia de una manera progresiva, no debió de ser nada fácil, teniendo en cuenta la resistencia de parte del ejercito a abandonar un poder que había ocupado por las armas desde 1939.
A la transición española podemos ponerle muchos apelativos, pero a mi entender no podemos denominarla “pacífica”.
De 1976 a 1986, hubo en activo en España cuatro grupos terroristas de distinta índole: ETA, GRAPO, FRAP Y GAL. Además de numerosos grupos de extrema derecha que no dudaban en utilizar las armas para conseguir sus objetivos.
Por ejemplo: En 1980 hubo 97 muertos a manos de ETA, en 1983 los GAL cometieron 23 asesinatos, los GRAPO cometieron 83 asesinatos.
También hubo muertes significativas, como el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha por parte de un grupo fascista, donde el Partido Comunista demostró un compromiso férreo con la construcción de la democracia, donde una multitud siguió en silencio los féretros de los asesinados, sin una llamada a venganza. O el asesinato de Manuel José García Caparros, abatido de un disparo mientras pretendía colocar una bandera de Andalucía en un edifico del gobierno, el 4 de diciembre de 1977 en Málaga.
Otro hecho importante dentro de las acciones violentas que sucedieron durante la transición es el intento de Golpe de Estado perpetrado por el Teniente Coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, que afortunadamente fracasó. Nunca sabremos quién era el misterioso “Elefante Blanco” a quien Tejero debía entregar el poder.
Lo que es indudable es que durante la transición, hubo un ambiente violento que envolvía todo el proceso, pero que pasados los años muchos pretenden olvidar, y hacer creer a las nuevas generaciones que el paso de la dictadura a la democracia fue un camino de rosas.
Cuarenta años después del comienzo de la transición, muchos pretenden reescribir la historia anulando a todas estas víctimas del relato oficial, víctimas que sembraron con su sangre el camino que nos ha traído hasta aquí. Lo que no se cuenta tiende al olvido y lo que se olvida es como si no hubiera existido.
Olvidar es traicionar a todos aquellos que cayeron luchando por un mundo mejor.
Salud.