El Gran Poder fue la primera cofradía en salir a la calle, 16,45 horas, y también la cofradía que aportó color y alegría, en una tarde de Miércoles Santo que se vistió de luto y silencio con Vera-Cruz y la orden Servitas.
La barriada Bazán abrió su particular Semana Santa dejando ver un paso a falta de un lateral, para terminar con el dorado. No obstante, se estrenó una nueva fase de la túnica bordada del Señor del Gran Poder, 5 nuevas pértigas, además de un incensario y una naveta, aportados por el grupo joven.
Hubo el mismo número de hermanos, pero la cofradía eliminó el antiguo estandarte del cortejo, de forma que ante el paso del Señor hubo tres secciones de hermanos. La agrupación musical Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Algaba acompañó el paso del Señor, exornado con rosas rojas, lirios, iris y calas blancas. Por su parte, el paso de la Virgen del Amor, que estrenaba capataz, como Francisco Javier Aragón Beltrán, de la cuadrilla de hermanos, iba acompañado de la banda de música del Nazareno, con un exorno a base de rosas señoritas, orquídeas y hortensias, todo en tonos blancos y colocadas por Yoyo Forero. Espectacular resultó la bajada de la calle Ancha y Plaza Sánchez de la Capa, repletas de público y buscando los mecíos al compás de las marchas.
Desde la iglesia del Santo Cristo salía una cofradía de la Vera-Cruz sin música y sin estrenos, pero sí con un renovado aspecto que invita a soñar en el futuro de la hermandad. Nuevas vestimentas con mantos bordados de estilo decimonónico para el misterio, gracias a la aportación del bordador José Muñoz Moreno. De la misma forma, los cargadores y la Abacería La Cañailla pagaron las rosas, lirios y verde para dar color a un paso, que fue sin música y con poco más de un centenar de hermanos que acompañaron a los titulares, mientras la cuadrilla de Juan Carlos Peña portaba el paso. Una cuadrilla que lo pasó mal, muy mal, hasta el punto de que se varió la parte final del itinerario, suprimiendo la calle Nápoles y Servando Gutiérrez y cogiendo directamente desde Patrona a San Ignacio, para evitar la vuelta a la Plaza del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz. El paso es uno de los más pesados de San Fernando y sin música aún más. La cruz de guía se recogió a las 00,20 de la madrugada, cuando debía haberlo hecho a las 23,45 horas del Miércoles Santo. La cofradía estrenó el paso de hermandades por la calle Pérez Galdós, llena de público, aunque luego tuvo que subir la calle Real para realizar esa pirueta en torno al monumento de las Cortes de la Plaza de la Iglesia.
Por su parte, la Orden Servitas salía la calle en lo que puede ser la última salida con el frontal de su paso ajeno a la talla. El compromiso del Consejo de la Orden con el tallista, Manuel Guzmán Fernández es que para 2016, salga tallado el frontal del paso, una vez que la difícil situación económica de la orden ha terminado. Los toques para la primera levantá del paso de la Virgen de los Dolores de Servitas fue dada por el escultor isleño Alfonso Berraquero García, como recuerdo al que fuera fundador de Mater Amábilis y miembro de la orden, Rafael Miguel García Sánchez, fallecido el pasado mes de junio de 2014, tras una larga enfermedad.
El único paso de templete de La Isla iba exornado con rosas blancas y estrenando un relicario con motivos de la Pasión de Cristo, realizado por el orfebre Jesús Domínguez. En su interior, piedras del Vía Crucis de Jerusalén. Los hábitos negros llegaron a la Semana Santa en un Miércoles Santo que ha perdido sin la música en el paso de la Vera-Cruz. Gran Poder es la que más gente arrastró este día.