El recital del cantaor contó con la presencia en el escenario de parte de esa familia cantaora, un acompañamiento a su medida y un público entregado.
Jesús Castilla protagonizó este jueves en el molino de mareas del Zaporito el último recital -hasta ahora- en solitario antes de la gran noche flamenca dedicada al cante. Muy en solitario no, porque con una familia cantaora como la de artista isleño lo más normal es que alguna de ellas salte al ruedo y alivie al actor principal.
Lleno en un espacio pequeño pero muy adecuado para el flamenco y para cualquier actividad en la que la intimidad es un factor decisivo. Y ese factor lo aprovechó Jesús Castilla para hacer un repertorio con sus propios temas y con homenajes a grandes cantaores que ya no están entre nosotros.