Gonzalo Poley tenía motivos suficientes para no estar contento tras el partido que su equipo disputó ante el Écija. El centrocampista fue el autor de los dos goles que logró el Atlético Sanluqueño ante el conjunto sevillano en un partido que acabó con el resultado de 2-3 en El Palmar. El verdiblanco aseguró que “me costó trabajo dormir por la noche hasta el punto que me tuve que tomar un tranquilizante para coger el sueño porque me duele ver al equipo en una situación como la que nos encontramos. Tras el partido, el vestuario estaba tocado y hundido. A la gente le duele esto y a los que somos de Sanlúcar más. Formé parte del Atlético Sanluqueño cuando tenía 5 años y ahora tengo 22. Me encuentro fastidiado”.

Las alegrías se esfuman muchas veces con las tristezas: “Ha sido un pena. Hacía tiempo que no marcaba dos goles, que no han servido para ganar. Estamos tocados y no podemos seguir encajando tantos goles. Ante el Écija fue uno de los días más tristes de mi vida desde que juego al fútbol. No estamos dando una buena imagen y es normal que la afición esté enfadada. Nosotros también lo estamos”. Quiere ser optimista cuando dice que “a partir de ahora hay que ir partido y pensar que todo lo que nos queda nos finales. Pienso que esto tiene solución porque nos encontramos en la primera vuelta y quedan muchos puntos por delante. Peores cosas se han visto”.
Entiende que “hay que tirar para arriba, aunque estamos obligados a cambiar la dinámica porque de lo contrario será difícil salir de ahí”.

Sólo quiere pensar en el partido ante El Palo: “Hay que ganar como sea. Y me pongo en el pellejo del Écija, que vino a El Palmar obligado a ganar y lo consiguió  ante nosotros”.