Tres años han tenido que esperar los macarenos para volver a deleitarse con el manto que Juan Manuel Rodríguez Ojeda ejecutó para la Esperanza en 1929 y que estrenaría en la Madrugá de 1930. Tras su restaruración en los talleres de Fernández y Enríquez, previo estudio para recomponer las piezas y recuperar la tonalidad original, ahora se puede contemplar hasta el próximo lunes en la Fundación Cajasol de la Plaza de San Francisco. También la próxima Madrugá cuando lo porte por Sevilla la dolorosa de San Gil.