La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH-A) va a demandar a Instituciones Penitenciarias por negar la medicación a los presos en ciertas enfermedades graves, tras la resolución judicial que le ha obligado a tratar a un preso sevillano con hepatitis que lleva dos años sin tratamiento alguno.
En un comunicado, la APDH-A explica que el preso, de nombre Manuel e interno en la prisión Sevilla I, está diagnosticado de VIH y Hepatitis C, actualmente en fase cirrótica.
En enero del 2012, su especialista de enfermedades infecciosas del Hospital Virgen del Rocío, cuando se encontraba aún su enfermedad en las fases iniciales, le prescribió Telaprevir, que era la única alternativa terapéutica posible y la Administración Penitenciaria la competente para adquirir y administrar dicho medicamento.
Afirma el comunicado que la no realización de esa terapia, sin que exista ninguna otra alternativa, supondría la progresión a cirrosis hepática o el cáncer denominado hepatocarcinoma en un relativo corto espacio de tiempo, según consta en los informes médicos y la resolución judicial.
Instituciones Penitenciarias "al igual que realiza en otros casos similares", empezó a utilizar diferentes excusas que van desde la necesidad de elaborar criterios más adecuados de los principios activos del medicamento, a que no existía consenso en el Sistema Nacional de Salud, o esperar en una posible lista de espera, hasta la última explicación: que Manuel no cumplía los requisitos de la Agencia Española del Medicamento por ser un paciente coinfectado.
"Durante todo este tiempo, casi dos años, Manuel ha estado y sigue estando sin tratamiento alguno", lo que el comunicado considera "una violación flagrante de los Derechos Humanos de las personas presas".
Manuel, asistido por la APDH-A, solicitó la excarcelación por enfermedad grave e incurable para poder ser tratado por el Servicio Andaluz de Salud (SAS), ya que al estar en libertad sí que recibiría el medicamento.
La juez ha resuelto que no procede la excarcelación porque para ello la enfermedad grave e incurable debe tener una evolución desfavorable y ello no debe suceder porque el medicamento puede ser dispensado y administrado en los centros penitenciarios.
Según la nota, la permanencia de Manuel en prisión "ha supuesto la evolución desde fases iniciales hasta alcanzar una fibrosis muy avanzada y estadio cirrótico", evolución "que fue pronosticada hace más de un año" y además si se descompensara la cirrosis o desarrollara cáncer "sus posibilidades de supervivencia son mínimas".