La mujer asesinada hoy en Lebrija (Sevilla) supuestamente por su exmarido había confesado a un compañero de trabajo que sufrió malos tratos durante su matrimonio, pero en ningún momento dijo que temiera por su vida o por la de sus hijos.
Este compañero, Manuel, ha dicho a Efe que el matrimonio llevaba separado varios meses y que antes habían regentado un bar en la vecina localidad de El Cuervo, de donde es natural el supuesto agresor.
En esa época, la mujer había comentado que su esposo estaba metido en negocios relacionados con la droga, lo que habría propiciado la separación de la pareja, ha agregado.
Por otra parte, una joven empleada de la panadería Virgen de la Oliva, ubicada en las cercanías del domicilio donde se ha producido el suceso, en la calle Zancarrón Jazmín numero 83, ha señalado a Efe que iba a trabajar sobre las 5.40 horas cuando descubrió el cadáver de la mujer.
La víctima yacía "tirada en el suelo, rodeada de un charco de sangre" bajo el balcón de su vivienda, una casa unifamiliar de dos plantas, por lo que llamó a la Guardia Civil y a sus padres, ya que estaba muy nerviosa y temía que el agresor pudiera seguir en la zona.
Sin embargo, éste había acudido al centro de salud para ser atendido de las heridas que presentaba en una muñeca, lugar al que acudieron los agentes de la Guardia Civil que lo detuvieron y donde ha quedado precintado su vehículo, han indicado a Efe los vecinos.
La familia es bastante conocida en Lebrija, una localidad de 25.000 habitantes en la zona sur de la provincia de Sevilla, ya que Juana Vargas, la madre de la víctima, canta en un grupo de sevillanas corraleras, típicas del municipio.