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Lunes 11/11/2024
 

Sevilla

El padre de Maloma: "Jamás me voy a resignar a que no vuelva"

Un año después, José Morales asegura que "es un secuestro, sin paliativos", con el matiz de que Maloma tiene la nacionalidad española

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  • José Morales -

Maloma Morales (Sahara Occidental, 1993), volvía el 12 de diciembre de 2015 a Mairena del Aljarafe (Sevilla) tras ver a su familia biológica pero no regresó porque ante su padre adoptivo, José Morales, fue retenida desde entonces, hecho del que su progenitor afirma: "Jamás me voy a resignar a que no vuelva".

José Morales asegura que, para él, "es un secuestro, sin paliativos", con el matiz de que Maloma tiene la nacionalidad española, y hoy por hoy es la única ciudadana de este país que está retenida contra su voluntad en un lugar fuera de España, aunque el padre destaca el matiz de que "como ella, hay 50 chicas saharauis que han estado en España y al regresar a ver a sus familias no han vuelto del Sahara".

Maloma fue uno de los niños que desde mediados de los 90 venían a España en verano para pasar dos meses dentro del programa 'Vacaciones en Paz', subvencionado en parte por el Gobierno español y coordinado por las asociación locales de Amistad con el Pueblo Saharaui, a las que José Morales pide "que se pronuncien claramente contra lo que le está pasando a Maloma y al resto de las 'Malomas'".

La joven conoció a su familia adoptiva española cuando tenía 7 años; a partir de los 12 iniciaron un proceso con la familia biológica para que la niña viviese con ellos y, al cumplir los 18 ella, decidió quedarse en Mairena del Aljarafe: fue entonces cuando comenzaron el proceso de adopción, mientras ella empezaba a prepararse para su gran sueño: ser Policía Nacional.

En estos 12 meses ha habido un momento de inflexión: el 22 de abril fue liberada y llevada a Rabuni, la capital administrativa del Sahara Occidental, en los campamentos de Tinduf, pero posteriormente fue entregada de nuevo a su familia biológica, a los mismos parientes, hermano y primos, que su padre asegura que la secuestraron hace un año, tras ser introducida en un coche a la fuerza, y que aún la tienen retenida.

La familia sevillana de Maloma asegura que solo pide que se la lleve a un lugar neutral y allí exprese ella lo que quiere hacer, en contra de la opinión de la familia biológica, que sostiene que ella está en el Sahara por voluntad propia. En contra de esta afirmación, Morales sentencia: "que la lleven a un aeropuerto en suelo neutral, y que ella diga lo que quiere hacer delante de la Policía. Si quiere volver al Sahara, yo le pago el viaje, pero que lo diga libremente".

Con esta idea, José Morales y su mujer, Carmen de Matos viajaron a Tinduf el pasado octubre con el visto bueno de las autoridades argelinas y saharauis y lograron ver a Maloma, aunque no que volviese a España y tampoco se cumplió una condición pactada al realizar el viaje para que ella regresase: mantenerlo en secreto durante al menos 45 días.

En ese plazo se tendría que haber avanzado en el regreso de la joven, que no se ha producido, dos meses después de una reunión en la que estaban, además de Maloma, sus hermanos, su madre biológica y sus tías, lo que certifica con fotografías tomadas en los mismos campamentos durante el encuentro, pero una reunión en la que Morales nunca pudo estar a solas con la joven.

Tras reunirse con Maloma, al día siguiente lo hicieron con representantes de los gobiernos de España y las familias, que le agradecieron la acogida que la joven ha tenido en Sevilla, desde su niñez, sin que se llegase a concretar cuando podría regresar a España la joven.

Morales lamenta además que se han incumplido acuerdos como que la joven tenga su propio móvil para comunicarse con ellos, mientras que siempre que llama tiene alguien al lado, además de que se han espaciado las llamadas, ya que al principio del plazo de dos meses pactado tras el viaje hablaban dos veces por semana, y luego han estado hasta 12 días sin comunicarse.

Con todo, el padre sevillano de la joven siempre pone el acento en que no quiere que se usen eufemismos para tratar este asunto: "es un secuestro, porque delante de mí me la quitaron, y me dijo que le pegaron para obligarla a meterse en el coche y que se callara. Esto no es una retención ilegal, como me dijeron en su día, y confío en que el nuevo Gobierno, con un ministro más diplomático lo solvente", para sentenciar que "si pedimos los derechos humanos para los saharauis y la autodeterminación, que sea para todos, no para algunos".

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