El pasado 24 de abril, Rafael Belmonte, edil del PP, lamentó que el gobierno de Espadas haya renunciado durante este año a ingresos por valor de 48,5 millones de euros al no incluir en los Presupuestos, por ejemplo, recaudación alguna por la prevista enajenación de la antigua comisaría de la Gavidia.
Uno de los ingresos que no contabiliza Belmonte y al que ha renunciado no sólo Espadas sino también las corporaciones municipales desde hace más de un cuarto de siglo es el que podrían reportar, como ocurre en muchas urbes españolas y del mundo, las licencias de los autobuses turísticos, en manos desde 1992 de un duopolio de empresas sevillanas, Sevirama y Compañía Hispalense de Tranvías (City Sightseeing).
La pasividad del gobierno local en este asunto es aún más llamativa porque hace casi año y medio (27 de enero de 2017) el Pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad de todos los grupos políticos una propuesta de Participa Sevilla para regular la actividad de los autobuses turísticos y adjudicar su explotación por concurso público.
Susana Serrano, portavoz de Participa, dijo que su grupo había realizado un análisis comparativo y detectado que mientras otras ciudades tenían en los autobuses turísticos una importante fuente de ingresos, en Sevilla las dos empresas explotadoras de este servicio se lucraban sin que la ciudad obtenga beneficio alguno.
“Las referidas empresas -afirmó la portavoz- vienen disfrutando de manera gratuita y sin contraprestación alguna a Sevilla de unas autorizaciones municipales para una actividad en exclusiva y desde hace más de 25 años, siendo necesario resaltar que esas mismas empresas abonan considerables cantidades por la prestación de este mismo tipo de servicio en otras ciudades españolas”.
El ejemplo de Madrid
Efectivamente, es tal como dijo la portavoz de Participa Sevilla. Si tiramos de hemeroteca podemos leer un despacho de Europa Press de fecha 27 de enero de 2011 titulado ‘City Sightseeing se presentará al concurso para gestionar los autobuses turísticos de Madrid’, de la que entonces era alcalde Ruiz Gallardón.
El teletipo decía: “Aunque no ha querido desvelar los detalles de su propuesta, ya que el plazo de presentación finaliza este viernes, 27 de enero, City Sightseeing sí ha confirmado que intentará conseguir gestionar un servicio que ya controla en otras ciudades españolas como Málaga, Palma de Mallorca, Sevilla o Santander, entre otras, así como en grandes urbes como Nueva York, Londres o París”.
El Ayuntamiento madrileño había publicado el 5 de enero de 2011 un concurso abierto para adjudicar este servicio durante un decenio a partir de la formalización del contrato.
Según los términos del concurso, el nuevo contrato incluía una parte fija anual de al menos 1.050.000 euros, más otra variable que sería de un 3,5% de la facturación bruta si ésta no superaba los 9 millones de euros, y de un 4,5% si excedía de esa cantidad.
Adjudicación
Al concurso, además de la sevillana City Sightseeing, se presentaron ocho potentes empresas, entre ellas El Corte Inglés, Globalia, Auto-Res, Arriva….lo que da idea del negocio que estaba en juego.
La explotación del servicio de autobuses turísticos fue adjudicada a la UTE formada por Alsa y el Grupo Juliá, cuya oferta fue la mejor valorada por los técnicos municipales, tanto por sus prestaciones como por su importe económico. Según informaciones periodísticas publicadas el año pasado, esta UTE está pagando actualmente al Ayuntamiento madrileño unos 4 millones de euros anuales: tres millones fijos por la concesión y un millón en variables.
Hace dos años, el delegado de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Valencia, Giuseppe Grezzi, al anunciar los pliegos de condiciones para sacar a licitación pública el servicio del bus turístico (ofrecido hasta entonces por dos empresas privadas mediante una simple autorización administrativa otorgada por corporaciones del PP, en un caso similar al de Sevilla), estimó que su ciudad había perdido por esta causa más de 8 millones de euros y que sólo Barcelona ingresaba 6 millones anualmente a través de la concesión que había otorgado.
Basten estas cifras millonarias para comprender la magnitud del negocio de los autobuses turísticos en las grandes urbes. Si las empresas están dispuestas a pagar ese dinero, ¿cuánto no ganarán?
Aquí, gratis
Quedémonos con el dato de que la empresa sevillana City Sightseeing, que según la moción de Participa no paga nada por su extraordinario negocio (ya es una multinacional que opera en un centenar de ciudades del mundo) al Ayuntamiento de Sevilla, sí estaba dispuesta a pagar al menos ese millón y pico de euros anual de canon fijo (más los variables) que como mínimo exigía el Ayuntamiento de Madrid por un plazo de diez años y, por tanto, más de diez millones de euros hasta 2021, mientras que en Sevilla disfruta gratis de una concesión obtenida sin concurso público. Un auténtico chollo que le ha permitido capitalizarse para desde aquí abordar su expansión internacional.
El grupo Participa tuvo acceso a un informe realizado por técnicos del Ayuntamiento en septiembre de 2016 según el cual quien supuestamente como delegado de Tráfico habría dado entonces (21 de enero de 1992, previa solicitud cursada el 16 de enero de 1990) autorización a la empresa Sevirama para la explotación de autobuses turísticos habría sido Mariano Palancar Penella (PP) y que el propietario de dicha compañía era su propio hijo, Mariano Palancar Sánchez. Sin embargo, estos datos no se ajustan a la realidad de ninguna manera, ya que Mariano Palancar no formó parte del primer gobierno de coalición PA-PP que acordaron Rojas Marcos y Soledad Becerril, con el primero como alcalde, sino que entró a formar parte del segundo gobierno de ambos partidos (1995-1999), ya con Soledad Becerril como alcaldesa, la cual le encomendó la Delegación de Tráfico y Transportes. Por tanto, si Mariano Palancar no fue delegado municipal hasta 1995 era literalmente imposible que pudiera haber adjudicado en 1992 (tres años antes) un permiso a la empresa Sevirama.
En ese informe en manos de Participa se dice que el carácter indefinido de la autorización y el tiempo transcurrido desde la misma “la convierte de hecho en autorizaciones perpetuas”, y que no consta permiso para publicidad en los vehículos.
En cuanto a los autobuses turísticos de la otra compañía del duopolio, Hispalense de Tranvías (City Sightseeing), los técnicos dicen en su informe que, atención, se le concedió la autorización ¡antes de solicitarla! Y es que la fecha oficial de concesión data del 21 de enero de 1992, cuando la solicitud está fechada el 30 de enero de ese mismo año. Y otro detalle significativo: la fecha del permiso a las dos compañías es exactamente la misma.
Siempre según los datos obtenidos por Participa, los vehículos autorizados eran de tipo tranvía (de ahí el nombre de la empresa, que preside Enrique Ybarra), no autobuses de dos plantas; se le dio autorización sin aportación alguna de documentos hasta al menos cinco años después; no consta autorización para publicidad en los vehículos ni en kioscos de la ciudad, y al igual que en el caso de Sevirama, por el carácter indefinido y el tiempo transcurrido, los permisos son de hecho “perpetuos”, sin que exista constancia de pago alguno al Ayuntamiento como contraprestación por la cesión de espacios públicos y la explotación de un servicio de naturaleza pública.
La CES se moviliza
Ocho años después, en 2001, el entonces delegado de Transportes, Blas Ballesteros, anunció que el gobierno de Monteseirín convocaría un concurso público para adjudicar el servicio de autobuses turísticos y no “por intereses familiares ni nepotismo que roce el bananerismo político”.
Inmediatamente, la patronal sevillana (CES) se movilizó para frenar la convocatoria del concurso público, con el argumento de que en tal caso una empresa foránea podría hacerse con el servicio.
Así pues, los empresarios sevillanos dicen defender la economía de libre mercado reconocida en nuestra Constitución, pero se tornan en los mayores proteccionistas en cuanto ven sus intereses amenazados por la competencia exterior, como ocurre cuando la hostelería invoca la tradición frente a empresas de fuera para seguir disfrutando sólo por esa razón de veladores en la vía pública.
La patronal hispalense, sin embargo, guarda silencio y no explica la contradicción de que ninguna empresa foránea pueda aspirar a gestionar el servicio de autobuses turísticos en Sevilla mientras la sevillana Sevirama ha prestado servicio en Valencia y City Sightseeing se presenta a todo tipo de concursos fuera de aquí (como el citado de Madrid) y opera ya en once ciudades españolas y en un total de 98 en todo el mundo, pagando los cánones correspondientes.
Y todavía más
El gobierno socialista de Monteseirín, como era habitual en él ante los grupos de poder (recuérdese que también prorrogó la ocupación de la margen derecha del Guadalquivir por entidades privadas), fue sensible a las presiones de la patronal y el concurso público anunciado por Ballesteros jamás se convocó.
Item más, siendo Zoido alcalde, en septiembre de 2012 el Ayuntamiento autorizó a las dos empresas del duopolio turístico a que ampliaran su oferta, y por tanto sus posibilidades de negocio, al permitirles que sus autobuses circularan por la zona restringida del Centro de la ciudad y otorgarles nuevas paradas, como la situada cerca de la Torre de los Perdigones.
El secretismo del Ayuntamiento sobre las condiciones de privilegio en que opera el duopolio es tal que al no atenderse sus demandas de información en tal sentido, pese a la normativa y las promesas sobre transparencia, un empresario tuvo que recurrir a los tribunales hace un par de años para que el gobierno de Espadas le facilitara datos sobre cómo el Consistorio había adjudicado un cuarto de siglo antes a Sevirama y Compañía Hispalense de Tranvías (City Sightseeing) la explotación que gozan en exclusiva de los autobuses turísticos, que tan pingües beneficios reportan.
Con que alguna compañía, éstas o cualquiera otra, pagara lo que estaba dispuesta a pagar City Sightseeing al Ayuntamiento de Madrid en 2011 (más de un millón de euros anuales), por explotar los autobuses turísticos, el Consistorio sevillano obtendría recursos como los que ha necesitado para renovar las redes de abastecimiento y saneamiento en Torreblanca. Y cada año podría dedicar, gracias al turismo, un millón de euros a los barrios desfavorecidos de la ciudad.
¿A qué está esperando Espadas para materializar la moción aprobada por unanimidad en el Pleno y convocar el concurso público?