Un muelle portuario de carga rodeado de grúas y contenedores no parece a priori el escenario ideal para crear el ambiente mágico un concierto y, sin embargo, Dorantes ha logrado concentrar al público en las teclas de su piano poniendo un original broche de oro a la XX Bienal de Flamenco de Sevilla.
Cuatro días de montaje han sido necesarios para transformar el muelle de carga de mercancías del Puerto de Sevilla en el escenario diseñado por Jaime Montaner con contenedores apilados a modo de telón de fondo y dos inmensas grúas enmarcando la tarima de las que colgaban altavoces y focos.
La apuesta de David Peña Dorantes para cerrar la Bienal de Flamenco es sin duda original pero no estridente, un guiño del pianista lebrijano al V Centenario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano que salieron precisamente del Puerto de Sevilla convertido este domingo en escenario.
"La Roda del Viento" es el título de esta obra creada para la Bienal y que con apenas hora y diez minutos de duración -Dorantes ha repetido uno de los temas a modo de bis- se le ha quedado corta al respetable, si bien la logística de llegar y salir del sitio (la organización ha dispuesto lanzaderas para ello) quizás lo hacía necesario.
Acompañado por Los Mellis y su sobrino Pedrito Peña al cante y las palmas, rodeadas del coro de la escuela de Cristina Heeren, Dorantes ha tocado el piano en unos momentos con un flamenco que sonaba a tanguillos de Cádiz y los cantes de ida y vuelta que se intercambiaron el Viejo y el Nuevo Mundo y en otros más cercano al jazz o a melodías clásicas, sobre todo en los temas interpretados junto a la Orquesta Bética de Sevilla bajo la batuta de Michael Thomas.
Pero sin duda los auténticos protagonistas de la noche, además del pianista, han sido los percusionistas Javi Ruibal (hijo del cantautor gaditano Javier Ruibal) y Antonio Moreno, haciendo sonar los más variopintos instrumentos étnicos además de batería, tambores varios y platillos, e incluso un contenedor de mercancías.
Con ellos ha entablado Dorantes auténticos diálogos instrumentales, haciendo al público revivir la tensión que debieron sufrir aquellos marineros capitaneados por Magallanes durante dos años de travesía enfrentándose primero al Atlántico en busca del estrecho que bordeara el Nuevo Mundo y luego a la inmensidad del Pacífico, con la pérdida de varias naos en el camino (de hecho sólo regreso la Victoria) y hasta de su primer capitán, al que sustituyó Elcano para culminar la hazaña de circunnavegar la Tierra.
Casto Márquez Ronchel es el autor de las letras cantadas por el coro de la Escuela Fundación Flamenco Heeren, desde el inicio de los preparativos de la flota, los momentos de "La calma" durante la travesía -el tema utilizado por Dorantes para el bis- o las tensiones a bordo y las batallas, todo ello con el asesoramiento histórico de la Fundación Nao Victoria y Ramón María Serrera.
La XX Bienal de Flamenco -en presencia del alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y del consejero de Turismo, Francisco Javier Fernández- ha dado así el relevo al gran acontecimiento cultural previsto en Sevilla para el próximo año, la conmemoración del V centenario de esa primera vuelta al mundo, en una noche en la que el cielo llegó a amagar con tormenta pero que finalmente ha respetado el cierre del certamen tras casi un mes y 62 espectáculos.
El jueves será el turno del balance oficial aunque ya este domingo, el director, Antonio Zoido, se ha mostrado satisfecho y pese a las críticas por algunos espectáculos programados como el recital del polémico Niño de Elche en el Teatro Lope de Vega, no reniega de ninguno de ellos al defender el lleno registrado y la atracción de públicos dispares a la Bienal.