El juicio contra el hombre acusado de matar a su hermana y su madre en Arahal (Sevilla) el 12 de diciembre de 2016 ha quedado este jueves pendiente del veredicto de un jurado popular después de una última sesión en la que el encausado ha pedido perdón a las víctimas, a su familia y a sus vecinos.
"Si he sido yo, si verdaderamente he sido yo, pido perdón a las víctimas, a mi familia y a mi pueblo", ha dicho en el turno de última palabra J.A.P.B., para quien la Fiscalía reclama 46 años de prisión, mientras que la defensa pide la absolución.
En sus conclusiones finales, el Ministerio Público ha destacado que hasta ahora admitía que J.A.P.B. había consumido cocaína entre uno y otro crimen, pero ahora considera que no fue así, ya que J.A.P.B. "no es toxicómano" y el análisis de orina determinó que su último consumo se produjo "a las 13.45 horas del 12 de diciembre", cuando ambas víctimas ya habían fallecido.
Además, la fiscal ha solucionado un error de su escrito de calificación y ha pedido como penas accesorias a la condena de cárcel la prohibición de comunicación y aproximarse a sus hermanos a menos de 1.000 metros, así como la de residir en el término municipal de Arahal o a 5 kilómetros, durante 33 años.
También ha recordado que el acusado "nunca ha negado" los hechos y que se los confesó "a su hermano, a un vecino, a tres policías, a tres guardias civiles, al juez de instrucción, al forense".
Para la representante del Ministerio Público, "la voluntad de matar está más que clara" por el número de puñaladas, 96 en la hermana y 43 en la madre, igual que la alevosía, ya que "hubo un ataque sorpresa" contra ambas y en el primer caso "empieza a apuñalarla por detrás y cuando está agonizante le asesta 60 más", mientras que a la progenitora "le preparó una emboscada".
Tanto la Fiscalía como las acusaciones han sido muy contundentes contra el informe psiquiátrico de la forense del Instituto de Medicina Legal de Granada, que admite la posibilidad de que el acusado no fuese consciente de lo que estaba haciendo.
La fiscal ha calificado ese informe de "arriesgado" porque su autora "no es psiquiatra ni psicóloga" y ha insistido en que el acusado "sabía lo que hacía y lo hizo porque quiso".
La defensa, en cambio, ha acudido al análisis psiquiátrico para establecer como probado que el acusado "no estaba en sus cabales" y que "a raíz de un consumo excesivo de droga se desestabilizó y pasó al acto sin capacidad de controlar lo que hacía".
Según el letrado, "poner en duda ese informe es poner en duda todo el sistema de Justicia" y "en ningún escrito de acusación se impugna ni se pone en duda su rigor", ha recordado.
En cuanto al informe toxicológico, "los expertos dijeron que el plazo era de 24 a 48 horas antes", por lo que "el último consumo sí habría coincidido con la muerte de la madre".
La defensa también ha negado que existiese alevosía porque "las forenses que realizaron la autopsia dijeron que la agresión fue primero de frente y las víctimas se defendieron".
El abogado del encausado ha completado su alegato final diciendo al jurado que "cuando se absuelve a una persona, no necesariamente se lo deja en la calle".