El Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico (GIAT) de la Guardia Civil, con la colaboración de la Policía Local de Casariche (Sevilla), ha investigado a dos mujeres como presuntas autoras de dos supuestos delitos de conducción temeraria, al conducir a 160 kilómetros por hora en una autovía y a 150 por una carretera convencional, grabarse con el móvil y difundirlo en redes sociales.
Los hechos se produjeron en la autovía A-92, a la altura de Estepa, carretera por la que circularon a 160 kilómetros por hora, y en la vía convencional A-379, a 150 kilómetros por hora, en tramo curvo y por el carril contrario.
Según ha informado el Instituto Armado en un comunicado, la Policía Local de Casariche comunicó a la Guardia Civil la existencia de dos vídeos, publicados en redes sociales, en los que se aprecia a una conductora de un turismo incumpliendo las normas de seguridad vial.
Tras la visualización y el análisis de las imágenes por parte de los investigadores de la Guardia Civil de Tráfico, se constata la conducción del vehículo por la autovía A-92 a una velocidad de 160 kilómetros y se aprecia a la conductora soltando el volante pues con una mano estaba fumando y con la otra utilizaba el teléfono móvil para grabar la escena, mientras que la ocupante del asiento delantero derecho intentaba sujetar y dirigir el volante.
En el otro vídeo se aprecia a la misma conductora circulando por la carretera A-379, vía convencional de doble sentido de circulación, con limitación genérica de velocidad a 90, a una velocidad excesiva y por el carril del sentido contrario, en un tramo curvo en la que existe intersección señalizada y línea continua, realizando seguidamente una maniobra de adelantamiento, a una velocidad próxima a 150 kilómetros por hora.
La Guardia Civil ha precisado que en la imagen se ve que durante la conducción la piloto abandona varias veces la sujeción del volante de dirección, manteniendo la mano izquierda levantada, haciendo ademanes, al tiempo que con la mano derecha utilizaba el teléfono móvil para grabar la escena.
En ambos casos, los vídeos fueron subidos por la conductora a una red social, siendo pública su difusión y conocimiento, creándose una falsa imagen de impunidad.
Las dos personas investigadas se enfrentan a una pena de prisión de entre seis meses y dos años y privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta seis años.