El dúo andaluz Matthew y Juan presenta "El Jinete", single adelanto de su próximo álbum.
El nuevo single de la formación granadina refleja la experiencia vital integrando la visión del Pop-Rock nazarí a la música de raíz norteamericana.
Matthew & Juan acaban de publicar el "El Jinete", editado por la discográfica granadina Allanamiento de Mirada. El dúo está compuesto por Juan Fernández (voz, guitarra, armónica) y Matthew Cartmill (violochello, guitarra, voz).
Juan Fernández, componente de Lost Perdidos, y Matthew Cartmill, aúnan la visión del pop y rock granadino y la música norteamericana, dos visiones distintas unidas por la pasión por el folk y la música bluegrass tradicional americana.
Cuando se afirma que el rock es una "forma de vida" se está describiendo a grupos y artistas que han hecho de la música su aliento vital.
En Granada hay muchos ejemplos, y uno de ellos es Juan Fernández, más conocido por Juan Autoblues por la banda que comandaba en tiempos, y cuya segunda vida es la de rockero eterno y 'easy rider' a lomos de una flecuda Harley Davidson.
Fernández es vocalista y guitarrista en Lost Perdidos, de marcas históricas de la escena granadina de los 80: Autoblues, Los del Álamo, Beat Club, gente que al margen de su vida laboral y familiar encontraron su 'perdición' en los escenarios.
Sin embargo Juan también tiene un corazón acústico, "muy Harvest", y melancólico, "como Neil Young", dice él, y también mucho material que no encajaba en la de un grupo de rock cañero: "Temas menos conocidos y que no funcionaban en el formato banda. Cada canción tiene su momento, y yo a estas alturas hago solo lo que me gusta, y esas canciones quería sacarlas", relata Juan, que mantiene una tercera vía en formato bolsillo.
"Un día vi un video de James Taylor junto con Yo-Yo Ma haciendo el "Suzanne" de Leonard Cohen y se me encendió la luz, ¡esa intensidad emocional era perfecta para lo que yo quería!", concluye.
Buscó y encontró al chelista estadounidense Matthew Cartmill, exiliado por amor en Granada y predispuesto a la aventura de ambientar con su instrumento unas canciones de inequívoco sabor crepuscular y fronterizo, de la valla con el gringo, algo genéticamente muy suyo, aunque su trabajo ha sido casi siempre en el entorno de la música clásica.