Han formado parte de la historia de la ciudad y de los recuerdos de los sevillanos inmortalizados en las fotografías familiares en el parque de las palomas. Cien años después, las
16 victorias aladas que rodean la
Plaza de América del
Parque de María Luisa recuperan el brillo original al que dieron forma los
escultores Delgado Brackenbury, Coullaut Valera y Pedro Carbonell para la
Exposición Iberoamericana del 29 diseñada por el arquitecto sevillano
Aníbal González.
La
empresa Dédalo encara en la Fundición Maceda, en Camas, la
recta final del proyecto de recuperación de este conjunto escultórico con los trabajos de consolidación y restauración de las
cinco últimas victorias aladas (estarán listas para mayo). Un proyecto impulsado por la
Delegación de Transición Ecológica y Deportes del Ayuntamiento de Sevilla y en el que se invertirán cerca de 400.000 euros. En esta última fase, el presupuesto ronda los 130.000 euros.
La premura por tener las esculturas terminadas para la inauguración de la Exposición llevó a los artistas a usar una
piedra arenisca muy porosa que, junto
con el paso del tiempo y la contaminación, han contribuido a un
deterioro muy acusado de las victorias.
Alas perdidas al oxidarse los hierros colocados para sujetarlas, una cabeza diseccionada por un eucalipto durante un temporal y escultoras ennegrecidas por la humedad. Son sólo algunos de los retos que ha abordado esta restauración, que ha requerido de
investigación y cirugía precisas.
Las victorias aladas encierran decenas de
curiosidades. Una de ellas tiene como protagonista a
Castillo Lastrucci y a la Macarena. El jovencísimo escultor sevillano presentó fuera de plazo su propuesta de victorias aladas al concurso nacional que se convocó. Sus bocetos los reconvirtió en los ángeles lampareros de la
Basílica de la Macarena.