Más de 250 pacientes con formas severas de párkinson han sido intervenidos en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla desde que en 2007 se implantara la estimulación cerebral profunda
Así lo resalta la dirección del centro hospitalario en una nota de prensa como previa a este domingo 11 de abril, cuando se celebra el Día Mundial del Párkinson, unas intervenciones con las que los especialistas en neurocirugía de la unidad de trastornos del movimiento mejoran la calidad de vida de estos pacientes a corto, medio y largo plazo.
Esta técnica quirúrgica se utiliza como una terapia avanzada para aquellas personas que no responden bien a los medicamentos, al no lograr el control de los síntomas. La Unidad de Trastornos del Movimiento del Hospital Universitario Virgen del Rocío atiende en la actualidad a más de 800 pacientes con enfermedad de párkinson al año.
Dado su labor con las enfermedades neurológicas, su carácter multidisciplinar y volumen de pacientes, es además centro CSUR (Centros, Servicios y Unidades de Referencia en el Sistema Nacional de Salud), por lo que atiende a personas derivadas de otros hospitales españoles.
La enfermedad de párkinson es el segundo trastorno neurodegenerativo después de la enfermedad de alzhéimer, con una edad media de inicio de aproximadamente 60 años. No obstante, es un trastorno extremadamente heterogéneo, por lo que puede comenzar entre la tercera década de la vida y la vejez extrema.
Actualmente no tiene cura, pero existen varios tratamientos y estrategias terapéuticas eficaces que ayudan a controlar los síntomas, y a mejorar la calidad de vida de las personas con la patología. Los pacientes pueden presentar diferentes estadios clínicos y por ello, el manejo en las diferentes etapas de la enfermedad difiere.
Las características principales del párkinson son ser una enfermedad neurodegenerativa, crónica e invalidante que afecta en España a unas 160.000 personas, unas 22.000 en Andalucía. De ellas, el 10% sufre la patología en estado avanzado. La enfermedad cursa con síntomas motores (lentitud de movimientos, temblor, rigidez, inestabilidad postural) y no motores (trastornos del sueño, estreñimiento, fatiga, problemas visuales, respiratorios, urinarios, cognitivos o problemas psicológicos).
Durante los primeros años de evolución, el uso de terapias orales logra el control de los síntomas. Sin embargo, si existen complicaciones motoras a lo largo de la enfermedad, el protocolo de actuación se dirige a la aplicación de alguna de las terapias avanzadas. Según el perfil del paciente y sus preferencias, estructura social y familiar, se opta por la alternativa que más se adapte al afectado.
Desde el punto de vista clínico e investigador, los especialistas trabajan en la búsqueda de nuevos biomarcadores para la detección de la enfermedad de párkinson en fases presintomáticos. En este caso, la detección temprana de la enfermedad es de vital importancia ya que existen ensayos clínicos con fármacos neuroprotectores que podrían alterar el curso natural del párkinson.
En concreto, se centran en el desarrollo de biomarcadores y fármacos capaces de detener la progresión de la enfermedad en estadios previos a la aparición de los síntomas motores definitorios de la enfermedad de párkinson. El grupo de la Unidad de Trastornos del Movimiento está inmerso también en otros estudios que engloban el reconocimiento de otros biomarcadores (genéticos, metabólicos, de neuroimagen, etcétera) en relación con la génesis y evolución de la enfermedad. Así, el conocimiento del origen de esta enfermedad por su elevada prevalencia en la población resulta de gran interés desde el punto de vista científico.