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Sin Diazepam

Medio siglo de esa mirada...

Mirada benévola, mirada suave. Siempre, y aquí lo confieso, siempre me has recordado a la lírica de mi también amado pero en la distancia del tiempo Machado

Publicado: 18/03/2023 ·
09:00
· Actualizado: 18/03/2023 · 09:05
  • Eduardo... Otro de mis mucho mejor amigos.
Autor

Younes Nachett

Younes Nachett es pobre de nacimiento y casi seguro también pobre a la hora de morir. Sin nacionalidad fija y sin firma oficial

Sin Diazepam

Adicto hasta al azafrán, palabrería sin anestesia, supero el 'mono' sin un mísero diazepam, aunque sueño con ansiolíticos

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Esa es la mirada que cualquier persona ansía, que cualquier ser humano busca. Pupilas en las que riela la luna, iris que, verso a verso, irradia poesía. Esa es la mirada en la que se arremolina la verdad. Esa es la mirada que mece la bondad. Mirada que cumple medio siglo y a la que le debo la comprensión del significado y el significante de la palabra amistad. Tengo pocos amigos pero todos ellos, todos nosotros, giramos alrededor de su mirar.

Me faltan varias pagas extraordinarias, 135.00 pelos en el cuero cabelludo, algo de higiene diaria, mucho tesón, mucha constancia, un poquito más de educación...

Mirada afable, mirada amable. De tus cinco décadas, tres me has permitido estar a tu lado. Como quien dice, los hemos vivido, los momentos buenos, suerte la nuestra que hayan sido mayoría, los momentos raros con sus días de desamor y sus noches T, y los momentos malos… suerte la nuestra, que han sido pocos, muy pocos.

Mirada benévola, mirada suave. Siempre, y aquí lo confieso, siempre me has recordado a la lírica de mi también amado pero en la distancia del tiempo, Machado. Su pluma suave, benévola, sencilla para componer estrofas perfumadas de bondad y humildad, es metáfora pura y clara de esa tu mirada. “Hay en” tus venas “gotas de sangre jacobina, pero” su “verso brota de manantial sereno; y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina”, eres, “en el buen sentido de la palabra, bueno”. Aún me extraña que ese simbolismo edulcorado con cierto romanticismo se trasladara de sus manos a tus ojos, de su alma a tu mirada, de sus entrañas a esa sonrisa, entre tímida y picarona, que se esculpe con frecuencia cartesiana en tu cara.

Mirada cordial, mirada dulce. Acostumbrado al vacío, mi ser es propicio al precipicio. Acostumbrado a la frialdad del suelo al caer, acostumbrado al metal y al mercurio de la sangre de las cicatrices que supuran y que me destruyen, acostumbrado al frío y al escalofrío, acostumbrado al sonido quebrado, sordo y desgarrador de los huesos rotos, acostumbrado a mirar con entusiasmo las esquinas donde yacen los otros, acostumbrado a lamer la nada para aplacar mi sed, acostumbrado al llanto de lo más gracioso… te lo juro amigo, qué hubiera sido de mi cuerpo herido sin tu red.

Mirada que camina entre la humilde magnanimidad con destino a las altas cumbres donde brotan los ríos de la sensibilidad. Suena a ripio, repipi y cursi, pero solo para quienes aún no hayan tenido la suerte de toparse, en estos horizontes de minutos y horas, con tu mirada de mansa generosidad.  Un servidor se la cruzó y se le adentró tan adentro, tan adentro, mucho más adentro del propio corazón, que a base de imitarte, de arañarme el ADN para calcarte, para copiarte, para emularte y plagiarte, que aún pretendiendo ser una simple falsificación me hizo mejor persona de lo que soy y de lo que jamás soñé con llegar a ser. Me faltan varias pagas extraordinarias, 135.00 pelos en el cuero cabelludo, algo de higiene diaria, mucho tesón, mucha constancia, un poquito más de educación, un alargamiento de pene, un lifting en el pellejo de mi cojón, concretamente el izquierdo, pero sobre todo, me falta esa mirada que cualquier persona ansía, que cualquier ser humano busca… en definitiva, Edu, me falta lo que me das y necesito, me falta esa bondad, cordial y dulce, que habita en tu mirar. Feliz medio siglo, te quiero mi otro mucho mejor amigo.

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