Comparar entre productos, planificar los menús y dejarse aconsejar sobre los alimentos de temporada en los mercados locales forman parte de algunas iniciativas puestas sobre la mesa para que los consumidores puedan abaratar su cesta de la compra.
Los alimentos se encarecieron casi un 14 % en agosto en tasa anual, el nivel más alto desde enero de 1994, y para afrontar esa subida los consumidores deben ingeniárselas para que su bolsillo no se vea tan perjudicado.
"Cada vez se estrecha más el margen de maniobra, porque hace unos años era posible el ahorro, pero ahora vemos que todas las cadenas han subido precios y al consumidor le cuesta más comparar", afirma a Efeagro la portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), Ileana Izverniceanu.
No obstante, recalca que todavía hay supermercados que han contenido la subida de precios, por lo que puede haber hasta un 7 % de diferencia de coste entre comprar en un establecimiento u otro.
"La comparación es una herramienta básica para la cesta de la compra, al igual que la sustitución de productos por otros de temporada con la misma calidad a menor precio", apunta la portavoz, que también recomienda planificar los menús para evitar el desperdicio alimentario.
Según una encuesta reciente de la OCU, el 21 % de los consumidores ha empezado a adquirir menos carne y pescado; mientras que el 42 % de ellos buscan ya las marcas más baratas y compran alimentos menos perecederos.
La iniciativa de la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz de poner límites a ciertos productos básicos se ha topado con las dudas de la gran distribución, aunque el portavoz de la organización de consumidores Facua, Rubén Sánchez, dice que es ilegal intervenir los márgenes de beneficio de fabricantes e intermediarios y proteger a su vez los intereses del pequeño comercio.
COMERCIO DE PROXIMIDAD
Los mercados de la Comunidad Valenciana ofrecen, por ejemplo, productos de la huerta que los agricultores locales recogen cada día y que aguantan más tiempo que los que pasan por las cámaras frigoríficas de las grandes superficies, según la secretaria general de la organización que los representa (Confemercats), Cristina Oliete.
La también gerente del Mercado Central de Valencia recomienda comprar a granel para adquirir aquello que "verdaderamente se necesita".
Ir siempre con la lista de la compra en la mano y al mismo tiempo dejarse asesorar por los vendedores sobre recetas que incluyan productos de temporada es posible en esos mercados tradicionales, según la responsable.
Además, allí se pueden encontrar hasta cincuenta tipos de patatas, con precios que van desde los 60 céntimos a los 2 euros por kilo, por lo que el cliente puede ajustar más su presupuesto, a diferencia de lo que ocurre en los supermercados, donde no hay esa variedad.
REMUNERACIÓN JUSTA A PRODUCTORES
La economista de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE) Karen Hoberg recuerda que los incrementos de precios de los alimentos en el último año se deben sobre todo al encarecimiento de la energía, que ha influido en la escasez de oferta de cereal y girasol, y en la menor disponibilidad de fertilizantes.
Hoberg anima a consumir productos ecológicos, donde la variación de precio influida por los insumos es menor, ya que utilizan menos energía y no emplean fertilizantes de síntesis, entre otros motivos.
Considera que "vale la pena repensar la dieta aumentando la proteína vegetal y los productos menos elaborados", y defiende los circuitos cortos por su menor coste de transporte y refrigeración.
Además, existen proyectos que propician un contacto más cercano con los productores, como aquellos en los que los consumidores colaboran en la recolección a cambio de una rebaja en los precios.
La iniciativa ¿Quién es el jefe? busca "recuperar el control de la alimentación" por parte de los consumidores y garantizar una remuneración justa y estable a los agricultores, apunta su coordinadora, Ana Estrada.
Los casi 400 socios que hay en España eligen productos de alimentación saludables, sostenibles y asequibles, y crean alianzas con productores y distribuidores para comercializarlos a un determinado precio, como han hecho con la leche, los huevos y el aceite de oliva, y planean hacerlo con las naranjas y la miel.
"Si cambia el precio y no se cubren los costes de producción, convocamos a los socios y organizamos encuentros con los productores para discutir su nueva remuneración y votarla en nuestro espacio", detalla Estrada, que destaca el conocimiento con "total transparencia" de lo que hay detrás de cada céntimo recaudado.