En la primera jornada del juicio que se sigue contra él en la Audiencia de Las Palmas, Díaz Chacón se ha desdicho de la que había sido siempre su versión
El marido de la joven paraguaya residente en Lanzarote Romina Celeste Núñez, Raúl Díaz Chacón, ha confesado ante el jurado que lo juzga por homicidio que la mató la madrugada de año nuevo de 2019, algo que admite por primera vez 4 años después, y que luego hizo desaparecer su cuerpo.
En la primera jornada del juicio que se sigue contra él en la Audiencia de Las Palmas, Díaz Chacón se ha desdicho de la que había sido siempre su versión desde el día que lo detuvo la Guardia Civil: que se encontró muerta a su esposa al regresar a casa de madrugada y que quemó y arrojó el cadáver al mar porque temía que lo culparan, ya que Romina lo había denunciado antes por violencia machista.
A través de su defensa, el procesado se ha declarado culpable de homicidio, malos tratos y el resto de cargos formulados contra él y ha aceptado la condena que proponen la Fiscalía y la familia de la víctima: 15 años y 9 años de cárcel, 5 años menos de la que venían exigiendo, porque ahora reconocen a su favor la reparación del daño (ha depositado un adelanto de la indemnización que deberá cobrar la familia, cuya cantidad se fijará en sentencia) y las dilaciones que ha sufrido el caso.
Su confesión confirma ya definitivamente que Romina Celeste Núñez, que tenía 29 años, fue la primera víctima de la violencia machista en España en 2019 y pone fin a un caso que llevaba más de 4 años y medio a la espera de juicio por diferentes recursos y vicisitudes, hasta el punto de que el procesado quedó en libertad en enero porque ya había agotado el tiempo máximo de reclusión sin sentencia.
Durante su declaración, Díaz Chacón ha reconocido a preguntas de la Fiscalía y uno por uno todos los delitos que se le imputaban en el escrito de acusación, donde al homicidio y al maltrato habitual se le añaden dos delitos de lesiones en el ámbito de violencia de género, profanación de cadáver y simulación de delito, ya que fue él mismo el que denunció la desaparición de Romina ante la Guardia Civil.
En su intervención, el fiscal Jesús Lomba ha admitido la dificultad de probar el asesinato pese a contar con pruebas e indicios de que la muerte fue violenta, y ha hecho referencia a las complejidades que se dan para acreditar la alevosía y el ensañamiento "salvo que Díaz Chacón reconozca estos agravantes", un extremo que no se va a producir.
En opinión del Ministerio Fiscal, el reconocimiento del homicidio es "el mejor acuerdo posible porque despeja las incógnitas y el acusado reconoce la autoría", aunque ha defendido no aplicar el atenuante de confesión porque los relatos que ha ofrecido Díaz Chacón, especialmente al principio de las diligencias, no fueron sinceros y dificultaron las pesquisas.
La abogada de la familia, Emilia Zaballos, ha apuntado que Romina Celeste aguantó durante su relación "situaciones que ninguna mujer debería soportar" y ha expresado que existen "pruebas más que suficientes para todos y cada uno de los hechos, especialmente el maltrato".
Zaballos ha recordado que Romina tuvo que irse de su casa durante un mes en el que estuvo viviendo en el domicilio de unos amigos para "poderse liberar" de las presiones que ejercía Díaz Chacón, como darle de baja del padrón municipal, algo que dificultaba la vida de la mujer como persona migrante sin documentación, lo que, según la abogada de la familia, fue el detonante de un intento de suicidio y, posteriormente, una depresión.
La abogada de la acusación particular ha lamentado que durante las visitas de Romina Celeste a los centros hospitalarios, en vista de la situación de miedo, tensión y pánico que sufría, no se pusiese en marcha el protocolo de violencia de género.
El juicio continuará el próximo lunes con las pruebas testificales, que por acuerdo de todas las partes se han reducido considerablemente para agilizar el proceso judicial tras el reconocimiento de los hechos.