Uno de los seis policías detenidos esta semana por la muerte de Diego Pérez en Cartagena llegó a decir en el interior de su vehículo policial que "el mar se lo traga todo", según han informado a Europa fuentes de la investigación. Precisamente, el cadáver del hombre fallecido apareció flotando en la playa de Cala Cortina de Cartagena el 26 de marzo, dos semanas después de su desaparición.
La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Cartagena que investiga el caso, María Antonia Martínez Noguera, llegó a preguntarle a este agente por esta expresión captada presuntamente a partir de los micrófonos instalados en sus coches patrulla (conocidos como 'zetas'). Según las fuentes consultadas, a lo largo de su declaración ante el juzgado, tanto éste como el resto de agentes lloraron en algún tramo de sus explicaciones.
La investigación ha estado dirigida por la Unidad de Asuntos Internos de la propia Policial Nacional trasladados desde Madrid y ha contado con diversos sobresaltos a lo largo de varios meses de pesquisas. El pasado septiembre un sindicato policial denunció la colocación de los micrófonos en los coches patrulla sin saber que estaban siendo un elemento clave para el esclarecimiento del caso.
UNA INVESTIGACIÓN ACCIDENTADA
Sin revelar el motivo de la colocación, este sindicato fue advertido por altas instancias policiales de que sus denuncias carecían de sentido y se les pidió que pusiesen fin a sus críticas. Aún faltaban varias semanas para proceder a los arrestos.
Además, a mediados de agosto, tres hombres armados robaron a punta de pistola un coche en Cartagena que resultó ser un vehículo camuflado de la Policía Nacional. Los hechos ocurrieron en torno a las 17.30 horas del sábado 16 de agosto cuando tres personas de nacionalidad colombiana se aproximaron al vehículo sin saber que era un coche policial camuflado. En ese momento iba ocupado por dos agentes de Policía Nacional.
Los delincuentes se aproximaron en dos coches, concretamente un Seat León de color negro y con la matrícula XX53FHC y un Ford Focus color blanco, matrícula XX12FMZ. La Policía dio noticia del hecho a la Guardia Civil, que procedió a informar a todas sus unidades en la zona la igual que había hecho la Policía pidiendo a los agentes que extremasen las medidas de seguridad. Se da la circunstancia de que el coche camuflado era de Asuntos Internos.
POSIBLE RECONSTRUCCIÓN DE LOS HECHOS
Estas circunstancias no evitaron que la investigación reuniese las pruebas necesarias para proceder a la detención de seis policías nacionales, todos ellos del mismo turno. Están acusados de delito de homicidio/asesinato y detención ilegal. Fuentes conocedoras de la investigación han informado a Europa Press que en el marco de la instrucción, la jueza podría decidir llevar a cabo una reconstrucción de los hechos con los detenidos.
Los seis policías nacionales implicados han presentado versiones contradictorias en sus manifestaciones. Aunque todos reconocen que lo llevaron a Cala Cortina y no a Comisaría, las versiones sobre en qué dirección huyó el hombre no son similares. Uno de ellos llegó a apuntar a que se podría haber despeñado y haber muerto al golpearse con una roca.
Pero las lesiones que presenta la víctima, faciales y craneales, "no son accidentales", sino todo lo contrario, puesto que hay rotura de las vértebras en la parte superior la columna. Además, cuando la víctima fue arrojada al mar ya era cadáver, por lo que existen indicios "racionales" de criminalidad. Otras fuentes consultadas, indican que en el marco de la investigación consta que el cuerpo de Diego Pérez estuvo al menos 10 días en el agua antes de ser encontrado.
Según la versión de un testigo, un policía le dijo a otro: "¿Lo llevamos a comisaría?", a lo que respondió otro "no, lo llevamos a la guarida". Ningún superior en la Comisaría les dijo a los agentes que fueran a Cala Cortina esa noche y ellos también lo ocultaron.
CAPTADOS POR CÁMARAS DE SEGURIDAD
Otro testigo protegido, policía portuario, y las cámaras de seguridad instaladas en la carretera sitúan en la madrugada a los seis agentes en Cala Cortina, ya que se captaron los números de los 'zetas' impresos en los techos de los vehículos.
Los motivos esgrimidos por los seis agentes detenidos ante la jueza es que trataban de llevar a cabo "un servicio humanitario para alejarlo del peligro", "evitarle nuevas molestias", "apartarlo del peligro" y "a darle un escarmiento".
La última vez que se vio con vida a Diego Pérez fue el 11 de marzo, a las 4.39 horas, con motivo de la llamada que había realizado el propio fallecido al '091'. Desde hacía días se sentía amenazado por unos vecinos del barrio en el que vivía conocido como 'Las Seiscientas'.
Sobre las seis de la madrugada de ese mismo día, los vecinos observaron que la vivienda de la víctima se encontraba con la puerta abierta, la luz encendida y en mitad de la calle había una manta tirada en el suelo, por lo que decidieron avisar a la familia.
Un testigo oyó a la víctima decir esa madrugada, "para qué me aporreáis la puerta" en referencia a los agentes que se habían personado en su domicilio, por lo que podría tener sentido que la puerta quedara abierta y la luz encendida, ya que Diego "abrió la puerta pensando que sería un instante".