El cambio climático y el turismo multiplican la proliferación de mosquitos y puede favorecer las enfermedades tropicales en el Mediterráneo, donde la temperatura ha subido un 20 por ciento más que la media mundial, según alerta la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA), que pide medidas de prevención para frenar la proliferación de estos transmsires.
ANECPLA recuerda que calor y humedad favorecen la proliferación de insectos vectores de transmisión de enfermedades emergentes como el Dengue, el Zika o el Chikungunya en el litoral del Mediterráneo, al que califica de "auténtico paraiso" para el mosquito tigre (Aedes Albopictus) que llegó a Barcelona en el año 2004 y desde entonces no ha dejado de extenderse prácticamente a toda España.
La directora general de ANECPLA, Milagros Fernández de Lezeta, ha admitido que en el momento actual de la situación no se puede erradicar la presencia del mosquito tigre, sin embargo considera de "vital importancia" reforzar las medidas de control, tanto por parte de las Administraciones Públicas como de la población en general para frenar la presencia de la especie y su propagación. En caso contrario, según alerta, las consecuencias pueden llegar a ser "muy graves".
Esta especie de mosquito procedente del sudeste asiático puede transmitir enfermedades como el dengue, el zika o el chikunguya, que hasta hace pocos años eran propias de lejanos países pero que cada vez más nos son más familiares.
Además del cambio climático y las altas temperaturas, el turismo, especialmente en Levante es otro factor añadido al aumento de esta proliferación y riesgo. De hecho, ya se han diagnosticado hasta siete casos de dengue autóctono, en personas que no habían viajado a países tropicales.
Fernández de Lezeta ha señalado que España es el tercer país de Europa con más casos de dengue hasta la fecha, solo por detrás de Francia e Italia.
"Esta cifra puede llevara a parecer ridícula comparada con la cantidad de casos importados que podemos empezar a detectar en turistas procedentes de zonas endémicas si no se toman las medidas oportunas. Hasta el punto de correr el riesgo de tener que convivir con
esta enfermedad infecciosa que puede llegar a tener complicaciones incluso mortales", advierte.
ANECPLA reclama una gestión conjunta, global y coordinada de estas enfermedades emergentes y reemergentes transmitidas por mosquitos entre las empresas del sector, las administraciones locales, las comunidades autónomas y Gobierno.
Finalmente, para frenar la propagación del mosquito tigre recomienda evitar acumulaciones de agua en el exterior, incluso en macetas o botellas; mantener cubiertos herméticamente los depósitos de agua que sean para uso doméstico; destapar aquellos desagües que tengan riesgo de mantener agua estancada; evitar tener en el exterior de las viviendas cualquier tipo de envase susceptible de llenarse de agua en caso de lluvia; eliminar cualquier tipo de recipiente que no sea de uso habitual y que acumule agua para evitar riesgos innecesarios (platos de macetas, etc.).
También aconseja cambiar con frecuencia el agua de los bebederos de los animales; mantener limpias las rejillas y canaletas y evitar que éstas acumulen agua.
El mosquito tigre multiplica su reproducción a partir de 28 o 29 grados centígrados y cada grado aumenta un 50 por ciento su ciclo vital. El mosquito vuela a baja altura, por eso la mayoría de sus picaduras se producen en las piernas y solo pican las hembras porque para desarrollar sus huevos necesitan una proteían que está presente en la sangre humana.
Desde que sale del huevo apenas pasan seis días hasta que se hace adulto y pica varias veces, al contrario que otros mosquitos. Desde la selva del sudeste asiático ha tardado menos de un siglo en expandirse por medio mundo. Sus huevos resisten las bajas temperaturas del invierno gracias a que son ricos en grasas y proteínas.