Artículo Fronteras de la Ciencia en el Campo de Gibraltar
Instituciones científicas en este territorio, que ya debería tener estatus de “Autónomo de la Unión Europea”, dada sus privilegiadas condiciones geoestratégicas, son escasas. El IECG (Instituto de Estudios Campo Gibraltareños) o el Museo Nacional de Gibraltar (Gibraltar National Museum) son los referentes más notables. Se suman, a estas instituciones, científicos que desarrollan investigaciones de muy diversa índole, asociados a universidades andaluzas o incluso a otras internacionales. Personas todas que dedican una parte importante de sus vidas a generar conocimiento sobre la realidad de este lugar donde vivimos. Muchas de ellas deben emigrar para poder realizar sus labores investigadoras y muchas más para formarse científicamente cursando estudios universitarios.
En este territorio tres son los referentes para poder cursar este tipo de estudios: La UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), cuyo lema es: Omnibus mobilibus mobilior sapientia -La sabiduría se mueve más que todas las cosas que se mueven-la UCA (Universidad de Cádiz) y la UG (University of Gibraltar) –una población con algo menos de 30.000 habitantes-
cuyo lema es “scientia clave ad sucessum”:El conocimiento es la clave del éxito.
Comparadas sus ofertas de estudios con el amplísimo abanico de campos de la ciencia se antojan exiguas. A esto se añade los escasos recursos que las familias campo-gibraltareñas pueden dedicar a la formación universitaria de sus retoños. Querer se quiere, vocaciones científicas haylas, y muy tempranas –basta pasarse por las celebraciones de “diverciencia”, sin embargo ¿Se puede? No siempre, y ello supone que posibilidades de formación de científicos se malogren.
Si en la zona hay necesidad de generar conocimientos sobre entornos naturales, fuentes energéticas, nuevos materiales siderometalúrgicos y químicos, respuestas anticontaminación, regeneración de fondos marinos, reutilización y reciclaje de alga invasora, respuestas a la “seca” del alcornocal… entre otros muchos ¿por qué no hay una política decidida para impulsar investigaciones en esos ámbitos? Y la primera medida de cualquier política de desarrollo científico es la formación de personal investigador. Quienes estudian los bachilleratos o hacen ciclos formativos superiores, aspiran a proseguir estudios, sin embargo más allá de aceptar la insuficiente oferta formativa universitaria, nada se remedia.
Se ha desarrollado mucha y buena investigación sobre espacios naturales y hechos históricos. Buena prueba de ello lo aporta el dato ofrecido por la prensa en septiembre de 2021 que reseña la inclusión en el catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz de cinco bienes materiales e inmateriales del Campo de Gibraltar entre los 20 de toda la provincia. Son el Fuerte de Isla Verde, en Algeciras, los fondos de los museos Cruz Herrera, en La Línea, y del museo municipal de San Roque; la cueva del Ciervo, en Los Barrios, y la cueva de la Estrellas, en Castellar de la Frontera. Por otro lado Almoraima, revista de estudios Campogibraltareños de IECG, con sus más de 50 números, ha ido publicando resultados de investigaciones desarrolladas en este territorio por científicos que en su inmensa mayoría residen aquí. A estas personas hay que reconocerles y agradecerles su dedicación no sólo de tiempo vital, sino incluso de parte de su patrimonio, ya que en general los costos de esas investigaciones son asumidas por ellas. Voluntad evidentemente hayla. Pero ¿sólo con la voluntad es posible dar respuestas a los retos problemáticos que se viven a diario? La evidencia impulsa una reflexión crítica sobre las deficiencias que quienes generosamente ofrecen su inteligencia para generar conocimiento útil, ciencia aplicada a la vida. Quienes cuentan con el respaldo electoral de la población tiene la responsabilidad de desarrollar una política científica que aumente las posibilidades de formación universitaria y el impulso a instituciones científicas existentes y la creación de otras necesarias que permitan el trabajo de grupos de investigación aplicada. Aunque necesario no todo consiste en pedir a instancias superiores, tipo Estado o Junta de Andalucía, respuestas. Quienes han sido elegidos representantes de los pueblos tienen la responsabilidad de liderar iniciativas que permitan mitigar esas carencias. El concepto frontera aplicado a la Ciencia muestra el punto desde el que avanzar en el conocimiento, pero también tiene un concepto limitativo, como bien conocen quienes viven entre fronteras. En este Campo de Gibraltar toda la población está convocada por necesidad a superar límites. Promover un encuentro de materia gris, para abordar este aspecto, contando con ámbitos académicos, empresariales, institucionales, asociativos y laborales, podría ser un inicio. Porque sólo de este modo pueden abordarse las fronteras de la Ciencia en este territorio.
Fdo Rafael Fenoy Rico