Era la segunda vez que el ilustrador y diseñador gaditano Fabio Castro presentaba una obra para cartel del Carnaval. “Me presenté en 2010, con un retrato de Riqui, amigo íntimo de mis padres y componente de la chirigota callejera en la que salían”, recuerda. Nos explica que le ha “llevado el cartel, haciendo realidad un sueño y agradeciendo lo que ellos me transmitieron. Adornará su casa junto al original de 2010”.
El cartel ha manifestado los valores que he aprendido y que he tenido la virtud de observar en mi familia y las personas que me han regalado momentos de su tiempo de vidaTe hemos visto en el teatro a lo largo del concurso ¿Eres aficionado al carnaval?
‘Ome, porfavó!’ Con una infancia y familia en La Viña no podía ser de otra manera. Me siento carnavalero, chirigotero, caletero… y también que me encantan los romanceros. Pero sobre todo, soy más ignorante que otra cosa. Lo que genera el Carnaval me parece tan diverso como inabarcable, no sólo por el contenido cultural que aportan las agrupaciones y todos los perfiles creativos que se dejan el alma en esto, si no por todos los detalles espontáneos que sólo se ven en estas fechas en las calles de Cádiz. También he de reconocer que en el tiempo que viví en Barcelona conocí gente que se sabe más letras que yo… aunque eso no es muy difícil.
Este año voy de jibia y he aprovechado la repercusión del cartel para acudir algunos pases en preliminares al Gran Teatro Falla. Aunque la mayoría los he vivido desde las entrañas, al estar colaborando en Artevida Factory, con Álvaro Ortega y su equipo. Quería probar esta experiencia como artesano, que ha sido muy enriquecedora.
¿Cómo surgió la idea de la obra?
Pues estaba trabajando en otro concepto que deseché por un momento de inspiración excepcional. En la fase previa a hacer el cartel, lo estaba pasando ‘regulá na má’ por decisiones vitales que hubieran comportado tener que marcharme otra vez de Cádiz.
Una mañana me encomendé al poder sanador de mi lugar favorito del mundo: el Puente Canal. Tras notar cómo me relajaba un poquito, me eché una siesta en casa de mi bendita madre, rodeado de las fotos de mis abuelas y todos los familiares que recientemente hemos perdido. No pude dormirme. Se me vino la imagen que veis en el cartel, como una película de carne y hueso, con ese efecto de apertura de nubes que daba paso a unos personajes montados en monociclos, colgados de nubes cargadas de papelillos y serpentinas que venían cortando el viento para dar inicio al Carnaval 2023.
El cartel está lleno de detalles, cada vez que lo miras descubres algo nuevo. ¿Qué hay del autor detrás de los personajes y elementos del diseño?
Nada es mío exclusivamente ni soy nada más que un compuesto de experiencias. Onírica y subconscientemente, hice una oda a mi infancia. Concretamente he aprovechado para homenajear a personas que me han cuidado mucho, como mi Tío Pepe, que simula ser el portador de la nube que aparece por babor, quien lleva la “A” en su camiseta. “A” de Antoñito y de Autismo. También aparece Silvio y el monumento memorial a la Muerte Perinatal y Neonatal en el Parque Genovés. Hay algún guiño familiar más y me he explayado a gusto, nunca mejor dicho, en la Caleta.
El resto está lleno de detalles muy gaditas como las grúas de Astilleros, la Bella Escondida (a ver si la encuentras), el 7 por el Campo del Sur o la ola de los surferos en Santa María. No quiero desvelarlo todo, pero sale hasta el estado de la Luna durante la semana de Carnaval. Ya cada uno que encuentre su rinconcito favorito. Por cierto, me di cuenta hace pocos días que me dejé a mi querida Sierra de Grazalema en el horizonte… Tendré que dedicarle un proyecto de homenaje en el futuro.
¿Qué valores has querido transmitir?
No tuve intención de transmitir ninguno. Más bien, el cartel ha manifestado los valores que he aprendido y que he tenido la virtud de observar en mi familia y las personas que me han regalado momentos de su tiempo de vida. Esos valores resultan ser la Alegría y el Amor por Cádiz y su Carnaval. Valores que me dieron impulso en mi vuelta en 2020 tras 10 años viviendo en Barcelona.
A partir de ahora, he ganado también el percatarme, gracias a las palabras de Lola, la Concejala de Cultura y Fiestas y al cartel en sí, del potencial discurso ecologista que puedo aportar a mi obra artística y estoy deseando desplegar ideas editoriales entorno a esta faceta, que como persona ya procuro.
¿Qué sientes al ver tu cartel por toda la ciudad?
‘Ofú’… satisfacción y agradecimiento inconmensurables. Está gustando mucho y estoy recibiendo un cariño extraordinario. Tanto, que llevo días con ganas de decirle a ‘to quisqui’ que los quiero y con una sonrisa de oreja a oreja como aquel que iba por Canalejas entonando el ‘¿¡qué carajo es eso Dios mío de mi Alma!?’. Me encanta que la gente sea feliz y contribuir a ello me hace sentir pleno.