El denominado "carnicero tatuador" de Valdemoro ha declarado en el juicio que la joven Emilce C.L. murió cuando estaban realizando juegos sexuales y le colocó una máscara sadomasoquista que acabó asfixiándola, y que fue su novia quien decidió desmembrar y deshacerse del cadáver el día posterior a la noche de los hechos.
La Audiencia Provincial de Madrid ha continuado este jueves el juicio con jurado popular a Leonardo Valencia Jaramillo, acusado del asesinato y la profanación del cadáver de la joven Emilce C.L., de 18 años, el 16 de octubre de 2019 en su casa de Valdemoro, donde tenía numerosas armas y elementos decorativos satánicos y sadomasoquistas, y donde supuestamente mutiló el cuerpo de la víctima.
El fiscal pide para el conocido como "carnicero tatuador" por estos hechos 25 años de prisión, mientras que las dos acusaciones particulares solicitan la prisión permanente revisable.
También está procesada la que entonces era su novia, Celia B.M.A., a la que la Fiscalía no acusa pero para la que las acusaciones particulares piden tres años de cárcel por encubrir supuestamente el crimen.
A preguntas del fiscal, Leonardo ha relatado que la noche de los hechos Emilce C.L., con la que mantenía "una relación de amistad" y a la que previamente había tatuado una daga, acudió a su casa de la calle Francia "porque estaba triste".
Tras un rato "jugando" aunque sin llegar a mantener relaciones sexuales "con penetración", le colocó una máscara negra de tipo sadomasoquista que le ató al cuello y ella le dijo que estaba "demasiado floja".
"La apreté sin saber qué presión introduje. Bajé a por bebida, no sé cuánto tiempo pasó, y al volver le di un cachete en la nalga y ya no respondía. Entonces le quité la máscara y el film de las manos y los pies. Eso fue lo que ocurrió", ha narrado ante el jurado.
Leonardo, que ha contestado a todas las partes, ha asegurado que esperó a que su novia se despertase al día siguiente para que le diera "un consejo" sobre qué hacer, y fue ella quien decidió desmembrar el cadáver para tratar de deshacerse de él. "Si Celia me hubiera dicho que fuésemos a la policía, hubiéramos ido", ha remarcado.
No obstante, el acusado ha explicado que ambos mutilaron el cuerpo fruto, por su parte, "del egoísmo y mucha crueldad", pero que pese a la "falta de humanidad" era "la única salida".
Por su parte, Celia, que según algunas grabaciones acompañó a Leonardo a comprar materiales para deshacerse del cuerpo de Emilce, ha señalado que lo hizo "obligada" por él porque le dijo que si no le ayudaba "iba a ser la siguiente".
Además, ha indicado que no creyó que hubiera matado a una persona hasta que pudo observar varios restos mutilados de la víctima en la casa de Leonardo, momento en el que se escapó de la vivienda y denunció los hechos, aportando algunas pruebas, ante la Guardia Civil.
Según testificaron en el juicio los investigadores del instituto armado, Leonardo "separó las piezas del cadáver con un hacha como un carnicero" pero otras con la minuciosidad "de un cirujano", ya que desprendió con navajas y bisturís trozos de piel y carne de algunas partes del cuerpo.
Durante su declaración, Celia ha confirmado que el procesado le dijo que había guardado algunos restos a modo de "trofeo" y le invitó a bajar al sótano para enseñarle su "obra maestra".
En la vista de este jueves también han comparecido, entre otros peritos, los dos psiquiatras forenses que analizaron si el acusado actuó bajo la influencia de algún trastorno psiquiátrico, una posibilidad que descartaron ya que tenía "su juicio de realidad conservado", es decir, que no sufrió ningún brote o alteración psicótica cuando cometió el crimen.
El abogado de Leonardo, Marcos García Montes, sostiene que su cliente sólo incurrió en un delito de homicidio imprudente, con la atenuante muy cualificada de confesión y de consumo de drogas, por lo que a su juicio debería ser condenado a tres años de cárcel.
Según esta defensa, la muerte de la joven fue "consecuencia de una satisfacción sexual, sin que tuviera ánimo alguno de causar la muerte", como ya dijo el acusado al ser arrestado, cuando confesó que "se le había ido de las manos" una situación y mató a la joven.