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El cementerio de los ingleses

Lladós, los jefes tiesos

No ganarás más dinero, pero sí soberbia, aislamiento y falta de empatía

Publicado: 21/04/2024 ·
18:55
· Actualizado: 21/04/2024 · 18:55
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Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

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Creo que a estas alturas no voy a descubrir la pólvora si hablo de la secta disfrazada de curso que imparte el autoproclamado coach Amadeo Lladós. Un monitor de fitness que se ofrece como gurú e imparte unos cursos donde se promete el éxito financiero y se enseñan conductas tóxicas: en otras palabras, no te vas a hacer rico pero vas a ir por la vida creyéndote el fucking jefe, bro (así lo dicen sus adeptos y confieso que duele tanto escucharlo como escribirlo). No ganarás más dinero, pero sí soberbia, aislamiento y falta de empatía. Por si no ha quedado claro, el tal Lladós te va a cobrar por convertirte en un gilipollas.

He visto vídeos en internet que cuelgan los seguidores de este tipo. Parece ser que una de las premisas es aislarse del entorno. Supongo que cuanta menos gente tenga acceso al alumno en cuestión, menos gente habrá que pueda hacerle ver que los cambios que está experimentando no están siendo precisamente para bien. Por ejemplo, en uno de los vídeos, un chico bastante joven se jactaba de ir sentado en el autobús mientras los plebeyos (así denominan los de la secta a la gente trabajadora y mileurista) iban de pie. “Soy el fucking jefe y voy sentado en el autobús, ir de pie es de plebeyos”, decía el pobre abducido. El aislamiento del entorno viene bien al gurú en cuestión porque nadie puede darle dos bofetones al adepto y decirle “¿cómo que jefe, idiota? Si también vas en autobús”.

Del mismo modo, la práctica de esta secta retuerce el famoso “no es rico el que mucho tiene sino el que poco necesita”. Una constante en los abducidos por Lladós es restar importancia al dinero. Se supone que compraron el curso para enriquecerse, pero sólo han conseguido que no les importe tener menos que antes (no sólo no se enriquecen sino que encima pagan por el curso). Hablamos de aspirantes a ricos que han pagado a un tipo para que les ayude a serlo y sólo consiguen ser pobres soberbios. Los fucking jefes tiesos, bro (para que ellos me entiendan).

Y para completar el festival de lo absurdo, una de las premisas de esta secta es levantarse de madrugada para hacer ejercicio (concretamente burpees). Desde el punto de vista financiero puede ser lo único interesante, vas a acabar demasiado cansado para ir por ahí a gastar pasta. De ahí a pensar en hacerte rico hay un trecho largo. A la parte de hablar como un reggaetonero, hasta el punto de que me sonaba mejor el shurmano que se estilaba en Forocoches, no hay muchas palabras más que dedicarle. Al final pagas para levantarte temprano a hacer burpees, hablar como si se te hubiera olvidado gran parte del rico léxico de nuestro idioma, mirar con desprecio a la gente trabajadora y estar más tieso y más solo que antes. Lo peor es que, aunque des grima y un poco de vergüenza ajena, no puedo odiarte porque te entiendo. Eres joven, ves el futuro negro y un niño pijo cachas (o mamadísimo, como se dice ahora) te promete sacarte de ahí a cambio de tus ahorros y tu devoción/sumisión absoluta.

En definitiva, puede parecer divertido ver a estos tipos haciendo el tonto, puede dar asco su actitud altiva pese a estar peor que antes, puede sonrojar oírlos hablar... pero sobre todo, son personas que necesitan ayuda para salir de ahí. Personas dignas de lástima por aspirar a comprarse un Lambo(rghini) y terminar presumiendo de ir sentados en el autobús.

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