Acabaron las elecciones europeas y, salvo que se repitan las catalanas, los ciudadanos vamos a tener un respiro electoral en los próximos meses y años, salvo que la política actual, cada vez más líquida y gaseosa, nos depare otra sorpresa en el calendario. Los partidos analizarán los resultados proyectando a la opinión pública la lectura interesada, pero en ningún caso estos comicios, por mucho que algunos las plantearan como un plebiscito de Pedro Ssánchez, han supuesto un cambio de gobierno en España. No han sido una segunda vuelta de las generales. El gobierno de coalición entre el PSOE y Sumar seguirá gobernándonos y bien haría en volcarse en eso. De igual manera, la Junta de Andalucía debería volcar todos sus esfuerzos en gobernarnos un poquito mejor. En este sentido, quedamos a la espera de que el presidente Moreno se quite el traje de campaña y evalúe, como él mismo dijo, a sus consejeros y aborde en julio una profunda remodelación de su ejecutivo que encare con más garantías y pulso la segunda mitad de la legislatura.
A ambos gobiernos hay que exigirles tareas cardinales para el presente y el futuro de Andalucía. Empecemos por Moncloa que debería rematar, en cuanto acaben las elecciones británicas, elacuerdo que estuvo a un segundo de rubricarse con Londres sobre Gibraltar; debería afrontar sin ambages una renovación del sistema de financiación autonómica, y debería aclarar algunas inversiones de infraestructuras e hidráulicas pendientes en nuestra comunidad.
Al nuevo Gobierno andaluz que supongo que estará diseñando en su cabeza Moreno Bonilla hay que pedirle que busque otras soluciones para acabar con las elevadísimas listas de espera quirúrgicas, pruebas diagnósticas o para ver un especialista. Otras soluciones porque las que ha empleado hasta la fecha, lejos de resolver, han empeorado la situación. Sería oportuno echarle un vistazo también las denuncias sindicales en educación y en dependencia, con supresión de unidades mientras crece la educación concertada, y con listas de espera de personas dependientes que superan con creces la medida nacional para ser examinados y recibir las ayudas solicitadas. No estaría nada, pero que nada mal, que estudiasen en profundidad el modelo turístico que estamos fomentando y también sería bueno que se pacificara el mundo de la cultura, enervado por muchas decisiones que consideran perjudiciales para el sector. En definitiva, un nuevo gobierno para gobernar.