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Sábado 23/11/2024
 
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Huelva

De una chabola a una residencia: el cambio en la vida de un inmigrante senegalés en Lepe

Este hombre, que ha estado trabajando en labores agrícolas con un contrato legal, es hoy uno de los casi 30.000 vecinos de esta localidad onubense

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  • Residencia temporeros Ubuntu Lepe. ARCHIVO -

Keboute Faty, un joven senegalés de 35 años que llegó a España en 2008 y desde 2014 reside en Lepe (Huelva), ha visto cómo en el último mes ha cambiado su vida tras abandonar el asentamiento chabolista en el que ha malvivido la última década para trasladarse a la residencia para temporeros del municipio.

Este hombre, que ha estado trabajando en labores agrícolas con un contrato legal, es hoy uno de los casi 30.000 vecinos de esta localidad onubense.

Después de diez años durmiendo en una chabola, es uno de los primeros habitantes de esa residencia que abrió sus puertas el pasado mes de abril, fruto del esfuerzo conjunto de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento.

Junto a Keboute, otros 39 trabajadores temporeros de distintas nacionalidades han encontrado en esta residencia de Lepe un techo en el que dormir, por lo que dejan atrás el residir bajo plásticos y cartón, ha informado este miércoles la Consejería de Inclusión Social en un comunicado.

Este centro les ofrece, por una cuota diaria, un espacio donde dormir, baños y una cocina. En la residencia les ayudan y acompañan para lograr su plena inclusión sociolaboral.

Esta es la premisa principal por la que la Consejería decidió financiar el cien por cien de esta infraestructura única en toda España y con capacidad para "cambiar la vida" de 152 personas.

La historia de Keboute

Keboute llevó a Lepe tras buscarse la vida en Cataluña. Pese a ser un estudiante de Agricultura con experiencia en varias campañas agrícolas, estuvo dos años sin encontrar trabajo en tierras catalanas: "No encontraba nada estable, aunque trabajaba en labores de carga y descarga cuando me llamaban", cuenta Keboute, quien decidió viajar hasta Lepe cuando un amigo le aseguró que en la localidad onubense había trabajo en la fresa y en la naranja.

El primer escollo con el que se topó era dónde vivir y, a falta de otra alternativa, decidió ocupar una de las chabolas del asentamiento situado junto al cementerio.

Su principal objetivo era reunir todo el dinero posible y poder alquilar un piso en Lepe para vivir con su mujer y sus tres hijos de 11, 5 y 2 años: "Es mi sueño", afirma.

"Parecía imposible"

El éxito de esta residencia se basa en la complicidad entre administraciones y tiene como cimientos el primer plan para erradicar los asentamientos en municipios agrícolas puesto en marcha por la Junta, donde la colaboración institucional es imprescindible para acabar con los campamentos de chabolas.

En Lepe, quien le pone rostro a esta colaboración es el primer teniente de alcalde y delegado del Área de Presidencia, Adolfo Verano, a quien cuando llegó al Ayuntamiento en 2019 le parecía imposible poder trabajar para dar una alternativa a las cientos de personas que vivían entonces en los asentamientos chabolistas.

Hoy la realidad ha cambiado de forma significativa y tiene claro que todo lo que ahora se está consiguiendo es "porque se les da prioridad a las personas". Además, la pandemia por la Covid hizo que se centraran en tareas como garantizar la seguridad de las personas.

En su día, el gobierno municipal llevó a pleno la necesidad de afrontar la realidad de los asentamientos: "Había 10 o 12 personas trabajando en este asunto, pero teníamos claro que había que implicar a más gente; la Junta de Andalucía nos prestó atención y después otras administraciones se unieron", ha indicado.

Fruto de esta apuesta colectiva, se hicieron labores a pie de chabolas como la elaboración de un censo real, calle por calle de cada asentamiento, haciendo un diagnóstico veraz de la situación.

"Que nadie viva en una chabola"

Los resultados son palpables. Si en 2019 había cientos de personas viviendo bajo plásticos junto al cementerio, hoy prácticamente no hay chabolas.

Una pieza fundamental de este desafío es la participación de la sociedad. En este sentido, Verano ha destacado el papel de las empresas agrícolas y, en especial, su apuesta por contratar en origen y alojar a sus trabajadores en condiciones más que dignas, también el del propio Ayuntamiento a la hora de facilitar que se levanten viviendas rurales en suelo rústico. 

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