Jerez
Cinco negocios del Campo de Gibraltar superan el siglo de existencia
La Farmacia Almagro, Imprenta Roca, Foto Gázquez, el hotel Reina Cristina y la pastelería Bernal son los comercios más longevos
El ritmo vertiginoso de la sociedad de consumo, las nuevas plataformas comerciales y la era de internet están dando al traste con el comercio tradicional, el de toda la vida. Pocos son ya los supervivientes de épocas pasadas.
De hecho, en el Campo de Gibraltar sólo cinco comercios superan el siglo de existencia, y se mantienen además con una alta competitividad. Para ello, no han tenido otro remedio que transformarse y adaptarse a los nuevos tiempos.
La Farmacia Almagro, la Imprenta Roca, Foto Gásquez, el hotel Reina Cristina y la pastelería Bernal mantienen vivo el testigo que dejaron sus antepasados, haciendo pervivir en el tiempo su nombre y su esfuerzo.
El comercio más antiguo del Campo de Gibraltar que mantiene aún abiertas sus puertas es la Farmacia Almagro, en la calle Emilio Santacana, que data de 1843. Su actual gerente, María Rosa Almagro, es la sexta generación de farmacéuticos que pasa por el negocio y cuyos orígenes en la profesión datan de 1798.
Las paredes de la farmacia son un auténtico museo. En sus vitrinas aún se conservan los tarros y las pipetas con los que se elaboraban los medicamentos, los libros con el recetario para su confección, las substancias de todo tipo aplicadas para ello, un mortero gigante de mármol, la antigua caja registradora, el pesa bebé o la balanza romana.
Artilugios todos que hablan de otra época. Cuando María Rosa acometió hace pocos años la reforma del local, confiesa que “la gente se me echó encima”, por el apego al aspecto tradicional del negocio.
El valor del inmueble es incalculable. Sólo la madera de los muebles era de caoba cubana del siglo XIX. Incluso, al retirar una estantería en una reforma, encontraron en la pared una inscripción latina, datada en el siglo XIX, y que tuvo que ser reformada por el Museo de Algeciras. La farmacia guarda entre sus libros la primera Pharmacopea Hispana, editada en 1797. Una joya en la materia.
“Ha cambiado mucho el concepto. Antes se hacían aquí mismo los medicamentos. Las guardias eran de semanas enteras, porque sólo había cuatro farmacias en Algeciras. Ahora, la informática y los laboratorios lo han cambiado todo mucho”, afirma María Rosa Almagro, para quien es “un orgullo y una responsabilidad” el seguir llevando adelante el negocio de sus antepasados.
Imprenta Roca
El segundo negocio más antiguo que mantiene su actividad en el Campo de Gibraltar es la Imprenta Roca, que data de 1878 y cuyo actual gerente, Juan Antonio Roca, es la cuarta generación de una familia dedicada a la tinta y al papel con especial devoción.
El negocio lo puso en marcha su bisabuelo a finales de siglo XIX en la calle General Castaños, justo frente al callejón del Ritz, con una imprenta y papelería, y también un estanco. Su abuelo, junto a sus hermanos, continuaron el negocio en el mismo local, hasta que su padre, el único que siguió la tradición, se hizo con la imprenta.
Las exigencias comerciales y la normativa de residuos aconsejaron la mudanza de la vieja imprenta, que se trasladó al polígono industrial de Palmones sobre 1982, donde tienen una nave con maquinaria industrial. La evolución técnica es uno de los aspectos que más ha marcado el paso de una generación a otra.
Juan Antonio explica que la de su bisabuelo era “esas imprentas antiguas, tipografías, con máquinas de aspas, donde se cogía letra por letra, y se montaba el cartel o lo que fuera letra a letra”. De ahí se dio un salto al cambio de offset. Así, su padre ya montaba una composición de letras a través de fotolitos, y lo montaba en un cartel grande, y eso mismo lo pasaba a una insoladora, que lo que hacía era que, a través de una luz, se insolaba a una plancha de aluminio, y de ahí a la máquina para imprimir, que entraba con una bovina redonda. Ahora sigue siendo offset, pero es directo a plancha, ya que del ordenador se manda a imprimir a una máquina ya terminada y revelada. “Si mi abuelo se despertara se caía otra vez para atrás”, reconoce.
Durante todo este tiempo, la Imprenta Roca ha participado activamente en la historia de la ciudad, llevando al papel muchos acontecimientos. Su padre fue el fundador de la revista Maestranza, que se hacía hace décadas, con información, sobre todo, futbolística. El primer trabajo de la Cámara de Comercio lo hizo su bisabuelo (“ponía tipografía Antonio Roca”). También han trabajado mucho en el ámbito taurino, colgando carteles en plazas como Madrid, Sevilla, Málaga o Ronda.
Foto Gázquez
Le sigue en antigüedad Foto Gázquez, de 1890, y que cuenta actualmente con su cuarta generación, con la tienda que regentan Héctor y Pilar Gázquez en la calle Santísimo. El negocio de fotografía lo inició su bisabuelo, que se estableció en un pequeño local en la calle Sacramento.
Sus hijos Luis y José continuarían su legado. Este último, línea por la que ha seguido el relevo generacional, llegó a ser, además, alcalde de Algeciras hasta 1946. El fundador del negocio familiar tuvo un segundo matrimonio, cuyos hijos también fueron fotógrafos. Estando ellos en activo, se dio de alta José Gázquez, padre de los actuales responsables del negocio.
“Hemos estado siempre en un ambiente de fotografía, y la parte humana que se ha vivido ha provocado la vocación”, señala José. “Es un orgullo. Conoces a muchas generaciones y te humaniza mucho. Y si después de tantos años de fotógrafo no eres psicólogo, es que eres muy torpe. Se aprende mucho”, reconoce.
Una de las muchas anécdotas del histórico negocio familiar es la protagonizada por Luis Gázquez, tío de José, que fue fotógrafo taurino, y se fue con el Niño de la Palma a Mexico, trabajando de manera personal para el genial torero durante años, lo que llevó incluso a establecerse un tiempo en Ronda.
Otro de sus hijos, José Manuel Gázquez, se dedicó también al mundo de la fotografía, llegando a ser durante muchos años redactor gráfico del diario El Faro Información.
La transformación a las nuevas tecnologías, del analógico al digital, ha sido vital para la supervivencia. “Se sobrevive por la improvisación. Hay muchas cosas en la vida, que no se pueden llamar casualidad. Hemos tenido rachas malas, como todo el mundo. Pero cuando tienes vocación e imaginación, se te ocurren cosas. Mi hijo Héctor, por ejemplo, es un innovador de estilos tremendo”, concluye.
Hotel Reina Cristina
El cuarto negocio más antiguo de la comarca es el histórico hotel Reina Cristina. Fue construido en la década de 1890 como respuesta a las necesidades de alojamiento derivadas de la inauguración pocos años antes de la línea de ferrocarril Algeciras-Bobadilla. Los terrenos eran propiedad de Guillermo Jaime Smith, vicecónsul del Reino Unido, que vendió a finales del XIX a la compañía de ferrocarril Algeciras-Bobadilla..
El edificio original, de estilo colonial inglés, fue financiado por la compañía Henderson Administrations, cuyo propietario, Alexander Henderson. Testigo vivo de la historia de la ciudad, sirvió de hospedaje a los ministros que participaron en 1906 en la Conferencia de Algeciras, la cual transformaría a la postre la ciudad.
Otro momento histórico fue la Segunda Guerra Mundial, cuando se alojaron en él espías nazis que trataban de intrigar contra la vecina Gibraltar. Ha recibido la visita de numerosos personajes ilustres a lo largo de los años, entre ellos Arthur Conan Doyle, Charles de Gaulle, Orson Welles, Winston Churchill o Federico García Lorca.
Pastelería Bernal
Cierra la lista de comercios centenarios de la comarca la pastelería Bernal, en Tarifa. La familia Bernal lleva la repostería en la sangre. Es la cuarta generación de un negoció que fundó su bisabuelo, que vino de Cádiz a Tarifa para abrir una pastelería-panadería, que a su vez era estanco, y que se llamaba La Gaditana. De la original pastelería emanan la mayor parte de las recetas, entre los que destacan el tranvía, la corbata o las cajillas, auténtico patrimonio gastronómico del Campo de Gibraltar.
De hecho, en el Campo de Gibraltar sólo cinco comercios superan el siglo de existencia, y se mantienen además con una alta competitividad. Para ello, no han tenido otro remedio que transformarse y adaptarse a los nuevos tiempos.
La Farmacia Almagro, la Imprenta Roca, Foto Gásquez, el hotel Reina Cristina y la pastelería Bernal mantienen vivo el testigo que dejaron sus antepasados, haciendo pervivir en el tiempo su nombre y su esfuerzo.
El comercio más antiguo del Campo de Gibraltar que mantiene aún abiertas sus puertas es la Farmacia Almagro, en la calle Emilio Santacana, que data de 1843. Su actual gerente, María Rosa Almagro, es la sexta generación de farmacéuticos que pasa por el negocio y cuyos orígenes en la profesión datan de 1798.
Las paredes de la farmacia son un auténtico museo. En sus vitrinas aún se conservan los tarros y las pipetas con los que se elaboraban los medicamentos, los libros con el recetario para su confección, las substancias de todo tipo aplicadas para ello, un mortero gigante de mármol, la antigua caja registradora, el pesa bebé o la balanza romana.
Artilugios todos que hablan de otra época. Cuando María Rosa acometió hace pocos años la reforma del local, confiesa que “la gente se me echó encima”, por el apego al aspecto tradicional del negocio.
El valor del inmueble es incalculable. Sólo la madera de los muebles era de caoba cubana del siglo XIX. Incluso, al retirar una estantería en una reforma, encontraron en la pared una inscripción latina, datada en el siglo XIX, y que tuvo que ser reformada por el Museo de Algeciras. La farmacia guarda entre sus libros la primera Pharmacopea Hispana, editada en 1797. Una joya en la materia.
“Ha cambiado mucho el concepto. Antes se hacían aquí mismo los medicamentos. Las guardias eran de semanas enteras, porque sólo había cuatro farmacias en Algeciras. Ahora, la informática y los laboratorios lo han cambiado todo mucho”, afirma María Rosa Almagro, para quien es “un orgullo y una responsabilidad” el seguir llevando adelante el negocio de sus antepasados.
Imprenta Roca
El segundo negocio más antiguo que mantiene su actividad en el Campo de Gibraltar es la Imprenta Roca, que data de 1878 y cuyo actual gerente, Juan Antonio Roca, es la cuarta generación de una familia dedicada a la tinta y al papel con especial devoción.
El negocio lo puso en marcha su bisabuelo a finales de siglo XIX en la calle General Castaños, justo frente al callejón del Ritz, con una imprenta y papelería, y también un estanco. Su abuelo, junto a sus hermanos, continuaron el negocio en el mismo local, hasta que su padre, el único que siguió la tradición, se hizo con la imprenta.
Las exigencias comerciales y la normativa de residuos aconsejaron la mudanza de la vieja imprenta, que se trasladó al polígono industrial de Palmones sobre 1982, donde tienen una nave con maquinaria industrial. La evolución técnica es uno de los aspectos que más ha marcado el paso de una generación a otra.
Juan Antonio explica que la de su bisabuelo era “esas imprentas antiguas, tipografías, con máquinas de aspas, donde se cogía letra por letra, y se montaba el cartel o lo que fuera letra a letra”. De ahí se dio un salto al cambio de offset. Así, su padre ya montaba una composición de letras a través de fotolitos, y lo montaba en un cartel grande, y eso mismo lo pasaba a una insoladora, que lo que hacía era que, a través de una luz, se insolaba a una plancha de aluminio, y de ahí a la máquina para imprimir, que entraba con una bovina redonda. Ahora sigue siendo offset, pero es directo a plancha, ya que del ordenador se manda a imprimir a una máquina ya terminada y revelada. “Si mi abuelo se despertara se caía otra vez para atrás”, reconoce.
Durante todo este tiempo, la Imprenta Roca ha participado activamente en la historia de la ciudad, llevando al papel muchos acontecimientos. Su padre fue el fundador de la revista Maestranza, que se hacía hace décadas, con información, sobre todo, futbolística. El primer trabajo de la Cámara de Comercio lo hizo su bisabuelo (“ponía tipografía Antonio Roca”). También han trabajado mucho en el ámbito taurino, colgando carteles en plazas como Madrid, Sevilla, Málaga o Ronda.
Foto Gázquez
Le sigue en antigüedad Foto Gázquez, de 1890, y que cuenta actualmente con su cuarta generación, con la tienda que regentan Héctor y Pilar Gázquez en la calle Santísimo. El negocio de fotografía lo inició su bisabuelo, que se estableció en un pequeño local en la calle Sacramento.
Sus hijos Luis y José continuarían su legado. Este último, línea por la que ha seguido el relevo generacional, llegó a ser, además, alcalde de Algeciras hasta 1946. El fundador del negocio familiar tuvo un segundo matrimonio, cuyos hijos también fueron fotógrafos. Estando ellos en activo, se dio de alta José Gázquez, padre de los actuales responsables del negocio.
“Hemos estado siempre en un ambiente de fotografía, y la parte humana que se ha vivido ha provocado la vocación”, señala José. “Es un orgullo. Conoces a muchas generaciones y te humaniza mucho. Y si después de tantos años de fotógrafo no eres psicólogo, es que eres muy torpe. Se aprende mucho”, reconoce.
Una de las muchas anécdotas del histórico negocio familiar es la protagonizada por Luis Gázquez, tío de José, que fue fotógrafo taurino, y se fue con el Niño de la Palma a Mexico, trabajando de manera personal para el genial torero durante años, lo que llevó incluso a establecerse un tiempo en Ronda.
Otro de sus hijos, José Manuel Gázquez, se dedicó también al mundo de la fotografía, llegando a ser durante muchos años redactor gráfico del diario El Faro Información.
La transformación a las nuevas tecnologías, del analógico al digital, ha sido vital para la supervivencia. “Se sobrevive por la improvisación. Hay muchas cosas en la vida, que no se pueden llamar casualidad. Hemos tenido rachas malas, como todo el mundo. Pero cuando tienes vocación e imaginación, se te ocurren cosas. Mi hijo Héctor, por ejemplo, es un innovador de estilos tremendo”, concluye.
Hotel Reina Cristina
El cuarto negocio más antiguo de la comarca es el histórico hotel Reina Cristina. Fue construido en la década de 1890 como respuesta a las necesidades de alojamiento derivadas de la inauguración pocos años antes de la línea de ferrocarril Algeciras-Bobadilla. Los terrenos eran propiedad de Guillermo Jaime Smith, vicecónsul del Reino Unido, que vendió a finales del XIX a la compañía de ferrocarril Algeciras-Bobadilla..
El edificio original, de estilo colonial inglés, fue financiado por la compañía Henderson Administrations, cuyo propietario, Alexander Henderson. Testigo vivo de la historia de la ciudad, sirvió de hospedaje a los ministros que participaron en 1906 en la Conferencia de Algeciras, la cual transformaría a la postre la ciudad.
Otro momento histórico fue la Segunda Guerra Mundial, cuando se alojaron en él espías nazis que trataban de intrigar contra la vecina Gibraltar. Ha recibido la visita de numerosos personajes ilustres a lo largo de los años, entre ellos Arthur Conan Doyle, Charles de Gaulle, Orson Welles, Winston Churchill o Federico García Lorca.
Pastelería Bernal
Cierra la lista de comercios centenarios de la comarca la pastelería Bernal, en Tarifa. La familia Bernal lleva la repostería en la sangre. Es la cuarta generación de un negoció que fundó su bisabuelo, que vino de Cádiz a Tarifa para abrir una pastelería-panadería, que a su vez era estanco, y que se llamaba La Gaditana. De la original pastelería emanan la mayor parte de las recetas, entre los que destacan el tranvía, la corbata o las cajillas, auténtico patrimonio gastronómico del Campo de Gibraltar.
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