La Constancia es uno de esos barrios donde la gente vive en la calle. Todos se conocen, porque todos viven allí desde hace años. Es un barrio popular que se encuentra en una magnífica ubicación pero que por su deterioro durante años, ha propiciado que muchos no lo contemplen para nada. La Constancia ha sufrido y ha padecido ese derrumbe como si fuera su vecino colindante al que le hubiera pasado, y por eso, ayer, cuando regresaban parte de los vecinos desalojados por el derrumbe de una vivienda, muchos esperaban a las puertas del bloque entre el curioseo y la bienvenida.
Sobre la una de la tarde, 12 de las 16 familias tenían en su poder la resolución de realojo firmada para la alcaldesa, Pilar Sánchez, por la que tenían vía libre para volver a sus viviendas. Unos estaban encantados, otros con cierto recelo porque a pesar de los informes de seguridad, solamente se encontrarán seguros cuando se realice la completa rehabilitación de sus bloques.
En este aspecto comentaba una de las afectadas, vecina colindante a la vivienda que se derrumbó, que “tengo cierto temor pero tenemos que volver a casa, no tenemos otro sitio donde estar y confiamos en que pronto nos rehabiliten la vivienda”.
Por otra parte, otros vecinos, solamente piensen con volver a las comodidades de su hogar, después de haber sido acogido por otros familiares. Ese es el caso de la suegra de Paqui, una mujer de 82 años que junto a nietos e hijos, se encontraban en la vivienda el día del derrumbe, en total ocho personas. Por tanto, con el desalojo, también se trasladaron estas personas a la vivienda de Paqui donde han dormido “entre sacos de dormir, colchones en el suelo, pero al menos en familia, porque no íbamos a permitir que ninguno durmiera en el albergue municipal”.
Con estos realojos, sólo cuatro de las viviendas continúan sin poder ser ocupadas, precisamente las situadas en la vertical de la zona en la que se produjo el derrumbe. Estas viviendas no pueden ser utilizadas como consecuencia directa de los daños producidos en ese episodio, toda vez que el estudio especializado acerca de las causas del derrumbe apuntó a que se trató de un hecho puntual que en nada tiene que ver con la situación estructural del inmueble, que ofrece todas las garantías de seguridad por sus habitantes.
De todas formas, y a pesar de todos los estudios, los vecinos regresan con cierto temor, un temor que desaparecerá en el momento que se realice la correspondiente rehabilitación en los bloques de pisos. Hay que recordar que son varios los años que los vecinos de La Constancia, progresivamente, y más lento que rápido, han ido viendo como se han ido mejorando sus viviendas, gracias al Plan de Rehabilitación de la Junta y que permite mejoras sustanciales en fachadas, cubiertas, saneamientos, etcétera.
Los vecinos que aún permanecen desalojados tendrán que permanecer en esa situación mientras desde la Junta no se lleve a cabo las obras de sustitución de los forjados de nivel 2, 3 y 4 dañados tras el derrumbe.
una historia que aún no se creen
Los vecinos, después de diez días, aún comentaban en el barrio, los hechos de aquella noche. Unos hablaban de sus sensaciones aquel día, otros de los miedos por sus seres queridos y otros comentaban el revuelo y la celeridad con la que todo se desarrolló. Así pues, comentaba una de las vecinas “yo pensé que era una tormenta” pero de repente, “escuchamos a la policía diciendo que saliéramos de las viviendas urgentemente, cogí una muda de la niña, y me fui”. Otros contaban que “con el pijama me tuve que ir a la calle. Hasta el día siguiente no pude coger algo de ropa, que me tuvo que prestar un familiar”, decía otra de las afectadas.
Sea como sea, anoche ya pudieron disfrutar de sus comodidades: de su sofá, de su cama, de su televisión, pero sobre todo de la confortabilidad de una vivienda, que aunque hay que hacer mejoras, es el hogar de una familias jerezana.
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