Williams & Humbert es seguramente la mayor instalación bodeguera de Europa, con 180.000 metros cuadrados, más de 50.000 botas de roble -7.500 de ellas, de Brandy-, 350 hectáreas de viñedo y una producción de 14 millones de litros de vino anuales. Está ubicada en el triángulo formado por Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
La familia Medina controla desde 2011 el 100% de esta compañía que comercializa sus productos en más de 80 países -aproximadamente, el 75 % de la facturación viene del exterior- y está desarrollando un ambicioso programa de diversificación en el sector agroalimentario.
A través de la empresa Sovisur distribuye sus productos en todo el territorio nacional, entre los cuales destacan los Vinos de Jerez como Canasta y Dry Sack y el brandy Gran Duque de Alba.
En su proceso de diversificación, ha incorporado a su portafolio denominaciones de origen como Ribera del Duero, con sus tintos Marqués de Polavieja; Rioja, como los tintos Viña Paul y Peñazola; vinos de la D. O. Rueda, como Viña Saltés; y por último Albariño, como el Espírito da Terra.
Además, entre sus proyectos innovadores figuran Crema de Alba, única en el mundo elaborada con brandy solera gran reserva, los rones Dos Maderas y Malabar, rones con un doble proceso de crianza, fusión de dos culturas.
Destaca también la reciente entrada en el sector de la alimentación con la marca Medina del Encinar, que acoge quesos puros de oveja y derivados del cerdo ibérico elaborados en Jabugo.
La mirada puesta en Asia
Con la internacionalización como bandera, Williams & Humbert tienen ahora como uno de sus principales objetivos impulsar su presencia en Asia, continente en el que tienen grandes clientes como Filipinas, un país con 100 millones de habitantes y un PIB que crece al 7%.
En este continente existen economías pujantes en las que estas bodegas andaluzas quieren estar cada vez más presentes, como es el caso de China, donde quieren tener aún más protagonismo.
El año 2016 arranca con caídas
Las bolsas españolas, y también las europeas, han comenzado el ejercicio 2016 con muchas incertidumbres en el panorama. El selectivo Ibex 35, nuestro principal referente en la bolsa nacional, ha roto a la baja los fuertes soportes que mantenía en los 9.500 puntos, de forma que en la primera semana del año ha llegado a alcanzar los 9.200 puntos. Y gran parte del responsable de estos malos inicios del ejercicio no es otro que las fuertes dudas que se ciernen sobre la economía china. El pasado verano ya vimos una primera crisis respecto a la posibilidad de un enfriamiento del crecimiento del país asiático, lo que provocó mucha inestabilidad especialmente en los mercados norteamericanos.
Ahora observamos que estas dudas se están convirtiendo en certidumbres, y la caída de crecimiento en este gigante económico se está produciendo. A este hecho, le unimos un panorama político español de absoluta inestabilidad, con unas nuevas elecciones generales a la vista, lo que no ayuda a la mejora.