Nuestro reconocido y genial artista y maestro Antonio Jiménez Silva, eligió el nombre de “Antonio Jaén” cuando el célebre maestro Quiroga le preguntó el nombre artístico que debía poner en el cartel. Así comenzó una vida dedicada a su gran sueño: el baile. Con él ha llevado el nombre de Jaén por los escenarios del mundo.
Nació junto a la plaza de Rosales, en la calle Barranco Coronada y fue bautizado en la parroquia de San Juan. Recuerda con cariño cuando siendo un niño, con pantalón corto, asistió a las colonias de Jabalcuz, donde el maestro Emilio Cebrián les daba clase de piano y canto bajo la sombra de los eucaliptos y cipreses, en aquel verano inolvidable con sus compañeros de clase, escuchando las primeras notas del “Himno a Jaén”.
Con las enseñanzas musicales de su querido maestro se despertó el amor por la naturaleza y el arte de la música, en aquellos felices días dorados de la infancia en el paraíso de Jabalcuz, con sus termas y todo su esplendor.
Más tarde, el joven Antonio comenzó a trabajar de botones con el conocido abogado jienense don Virgilio Anguita, y después en la gestoría Campos Lucha, al lado del Teatro Cervantes, donde asistió al espectáculo de Lola Flores y disfrutó del baile flamenco de Adolfo Marín; quedó maravillado de la actuación y el estilo, y se dijo: “¡Esto es lo mío¡”.
El duende del baile y el alma del artista se despertaron en el embrujo de la noche jienense, bailaba descalzo en su cuarto después de ver a los artistas en el Teatro Cervantes. Así comenzó su sueño de ser artista y de dedicarse al baile. Asistió a la escuela de danza de doña Salud, y su primer contrato fue en Otíñar.
Seguro de sí mismo decide irse a Madrid a la academia de don Román. Toda una experiencia. Hoy reconoce que tuvo mucho valor para irse a Madrid a la aventura, con unos litros de aceite y trescientas pesetas. “¡Chiquillo, tú crees que el baile te va a dar de comer!”, le decía su querida madre, Carmen.
Formación
En Madrid, en la academia de baile, tuvo la gran suerte de que el conocido maestro Quiroga lo eligiese para actuar de primer bailarín junto a Mariquita Heredia, una de las mejores bailarinas del momento, debutando en el teatro Calderón. Así comenzó su carrera. Su madre pudo contemplar su éxito. También comenzaron a f ormarse en el baile su hermano Federico y su hermana Teresa, con doña Salud. Antonio, que dominaba muy bien el ballet clásico, flamenco, etc., se traslada con su hermana y su madre a Barcelona, forma pareja de baile con Teresa y actúa en el teatro Apolo, Poliorama.
Antonio Jaén y su hermana Teresa recorren el mundo durante nueve años actuando en Beirut, Damasco, Chipre, Grecia, El Cairo, India, China, Adis Abeba, Méjico, Estados Unidos, Cuba... En San Francisco, actuaron en la compañía de la gran artista Carmen Amaya, y en un festival benéfico junto a Johnnt Mathie y Montserrat Caballé.
El gran compositor Agustín Lara los contrató actuando con él en Los Ángeles, California..., logrando un gran éxito. También actuaron en Hollywood. Teresa se casó en las Vegas. Antonio Jaén continuó con la artista Ana Guirao por toda Europa... Y volvió de nuevo a su tierra, a sus raíces, junto a sus tres amores: su madre Carmen, el baile (lenguaje universal que ha transmitido a miles de almas de diferentes pueblos) y Jaén, su querida ciudad que lo vio nacer.
Y de nuevo aquí se dedicó a la enseñanza del baile. Por su Academia han pasado miles de alumnos y está muy contento porque muchos de ellos han puesto academias de baile, y otros son profesionales. Tienen sus raíces y su enseñanza. “ Nací para bailar y moriré bailando”, dice el gran Antonio Jaén, mientras sigue disfrutando de sus inolvidables recuerdos.