Halloween de San Fernando está en la zona de Camposoto, donde siguen empeñados en convertirse en un referente de la fiesta gracias a un trabajo minucioso, de muchas horas y sin más ayuda que sus propios medios. Bueno, desde el Ayuntamiento les mandaron caramelos. Por contra, han salido 18.000 euros de dinero público para lo organizado por Fiestas.
Horas y horas de maquillaje en lo que ya son auténticos artistas de ambos sexos y minuciosas caracterizaciones. Y eso la gente lo nota y por eso se llena toda la zona, tanto en el cementerio como en el corredor de los sustos. ¿Los méritos? De la Familia Lamela y quienes les ayudan.
Las largas colas que se formaron en la antigua carretera de Camposoto en dirección al cuartel corroboran una edición más el éxito del cementerio gótico El Pedroso-San Servando que cada año por Halloween realiza la familia López-Lamela. Más de un mes de trabajo esperando un espectáculo único y que se ha convertido en todo un referente cada 31 de octubre.
La intención era que el cementerio abriese sus puertas alrededor de los ocho de la noche, pero la ardua labor de maquillaje de todos y cada uno de los que conforman los personajes que intervienen en la representación provocó que se retrasase prácticamente tres cuartos de hora. Aún así, mereció y mucho la pena a los que se agolpaban alrededor de la verja que delimita el Camposanto.
Una vez que los zombies empezaron a deambular por el improvisado cementerio se comenzaron a escuchar los primeros gritos resultantes de los tremendos sustos que cada uno de ellos provocaban a los que estaban cerca de la valla. Este año, además, hay que decir que el tiempo acompañó puesto que en la edición de 2015 la lluvia hizo acto de presencia.
Una vez que se abrió el recorrido por el cementerio, que este año estrenaba panteón en homenaje a la suegra fallecida de uno de los organizadores del evento y que participó en las anteriores recreaciones, no dejó indiferente a las decenas de personas que un año más no se quisieron perder un espectáculo que ha calado, y muy hondo, en la zona de Camposoto. La caracterización de los personajes hizo el resto para pasar una noche terrorífica.
Cuestión de horarios
En el centro de la ciudad, la fiesta organizada por el Ayuntamiento tuvo gente en las primeras horas de la noche pero hacia las nueve y media se fueron quedando los rescordos de las tres plazas donde se centraban las actividades. Pasadas las diez de la noche, apenas gente.
Posiblemente el problema estribe en que no se ha contemplado algo que sí se pudo ver en esta y pasadas ediciones. La fiesta de Halloween es una fiesta de niños y adolescentes, aunque son muchas las familias, cada año más, que se caracterizan de algún o algunos personajes.
¿Qué es lo que ocurre entonces? Pues que se trata en su mayoría de familias con niños pequeños que a las siete o las ocho de la tarde inundaban la calle Real pero que a partir de las nueve o nueve y media comenzaban a marcharse a sus casas.
De hecho, a las diez la calle Real comenzaba a verse desierta, las terrazas de los bares tenían mesas de sobra y los espectáculos anunciados para las diez de la noche apenas contaban con los corrillos de personas mayores y algunos niños cuyos padres habían aguantado para ver los espectáculos. O el espectáculo, porque eran todos a la misma hora.
La Iglesia puede estar tranquila con su Holywins. Y desde luego, sus procesiones ganan por goleada. Menos en Camposoto.