El delegado de Seguridad y Movilidad, Juan Carlos Cabrera, ha anunciado que el Ayuntamiento y la Policía Local tendrán “mano dura” con los cotillones de fin de año, especialmente en lo que se refiere al cumplimiento de la normativa de evacuación, seguridad y extintores en los recintos, además de vigilar la venta de alcohol a menores.
Cabrera, en declaraciones a Ondaluz Sevilla Televisión, ha asegurado estar satisfecho con el desarrollo de las fiestas navideñas hasta el momento - “no hay nada que resaltar”- y sí que ha anunciado “mano dura” y mucho control con respecto a los cotillones de fin de año, especialmente tras los antecedentes del año pasado, cuando se precintaron dos macrofiestas por las deficiencias que presentaban.
El delegado ha avisado que tendrán muy presentes que se cumpla con la normativa, especialmente en lo que se refiere a la entrada de menores y que éstos no consuman alcohol, “por el bien de la seguridad y por los padres y madres”, que estén tranquilos con los espacios en los que se realizan estas fiestas.
De hecho, ha anunciado “mano dura”, control y vigilancia para que todos los cotillones y macrofiestas cumplan con la normativa vigente en materia urbanística y especialmente en materia de evacuación, seguridad del espacio y tenencia de los perceptivos extintores.
Precisamente este jueves se ha conocido que la Policía Nacional ha desarticulado una red criminal afincada en Sevilla, con la detención de 23 personas, dedicada a distribuir cocaína para su venta en las fiestas de fin de año, incautando más de cuatro kilos de estas sustancias. Además de en Sevilla, la droga se iba a distribuir en localidades como Dos Hermanas, Córdoba y Jerez de la Frontera.
La investigación se inició el pasado noviembre tras detectarse varios puntos de venta de droga en las Tres Mil Viviendas y en sucesivas actuaciones se realizaron detenciones en Córdoba y en Jerez, con incautaciones de droga, dinero en efectivo y una pistola, además de la detención de nueve personas.
La investigación prosiguió en la Tres Mil, donde se desmantelaron los almacenes que tenía la red criminal en cuatro viviendas para ocultar la droga, interviniéndose parte de la sustancia y 13.000 euros, además de detenerse a seis personas.
En la última fase se desarticularon varios puntos de venta que la organización tenía en Sevilla, con siete registros domiciliarios que permitieron la detención de ocho personas, entre ellas la cúpula de la organización, formada por dos hermanos que dirigían todas las operaciones, otros dos hombres como responsables del transporte y distribución, y uno como abastecedor.
A los detenidos se les acusa de delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, atentado a la autoridad, tenencia ilícita de armas y denuncia falsa.
