No son una novedad las reacciones fascistas, clasistas, homófobas y racistas del exalcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes. En 20 años de gobierno del Partido Popular son innumerables las salidas de tono de este señor. Siendo por todas y todos conocido el carácter dictatorial de sus comentarios y siendo cómplices de este desprecio hacia el colectivo LGTB el resto de los 16 concejales que formaban parte de su equipo, entre los que estaba Margarita del Cid.
Cabe recordar como en un pleno de julio del 2014 y hablando de los trabajadores del ascensor del Bajondillo indicaba, literalmente: “Para que los discapacitados que estaban en sus casas, que eran como un estorbo y no podían salir a la calle por estar acomplejados y con depresiones, encontrasen un medio de vida”. O su prohibición del “Orgullo Solidario” por considerar que ver un espectáculo de transformismo no era apropiado para una plaza junto a un parque infantil. Desde que el PSOE gobierna en Torremolinos, el ex y sus acólitos parecen sufrir una especie de prurito al ver cómo “su pueblo” se llena de libertad, de actividades lúdicas y festivas y se convierte en un lugar para todos y toda, un pueblo abierto a la ciudadanía y al turismo sin adjetivos.
En el PSOE de Torremolinos somos “unos modernos” (así nos califican algunos seguidores del ex), ciertamente queremos un pueblo libre, igualitario y diverso. Y será porque somos coetáneas en edad, me extraña que la actual portavoz y candidata a la alcaldía, Margarita del Cid, no haya salido al paso de las declaraciones del ex.
Se ve que aún nadie le tose al DON cuando al final de este fin de semana, y he tenido especial cuidado en estar al tanto de las notas de prensa de los “Populares”, aún nadie ha salido al paso de las declaraciones bochornosas y su intento vano por “disculparse” faltando aún más al respeto ya no del colectivo gay sino de cualquier persona. Mientras ellos continúan mirando por su propio beneficio, ya nos quedamos nosotros mirando por nuestro pueblo.