Repasar los temas informativos del verano es fácil: “el Valle de los caídos”, los inmigrantes, los lazos amarillos independentistas… Lo difícil es encontrar una información veraz, a los periodistas no les proporcionan tiempo y medios para presentar una información contrastada y luego los bulos vuelan arrastrando la secuela de “cuando el rio suena, agua lleva”. ¿Por qué tiene tanto éxito la desinformación? Bueno, siempre la ha tenido, los rumores sobreviven históricamente con la misma salud o más que la verdad, sólo que ahora los canales de propagación son más rápidos y eficaces. Me recuerda a los cajones que se colocan en las rebajas con los saldos, esos en los que hay que rebuscar para encontrar algo que nos sirva. Pues de la misma manera ocurre con la desinformación, funciona como un enorme cajón donde siempre hay algo que se nos ajuste más. Para facilitarnos la tarea están las cadenas, lo que nos llega lo propagamos inmediatamente a nuestra lista de contactos y los receptores a las suyas, cuando nos reunamos nos reafirmaremos en el bulo que hemos contribuido a difundir. El desahogo está servido cuando nos encontramos con nuestros afines, la discusión también si la reunión es con los que presentan el mismo tema de una forma radicalmente opuesta.
Cuando dicen que a un policía español, un inmigrante lo ha atacado con un machete, nadie se molesta en comprobar que lo que se le ha presentado es una fotografía del otro lado del mundo. La supuesta noticia sigue ahí después de múltiples desmentidos, circulando y circulando de móvil a móvil. Porque quiero creer que el alcalde de Valladolid proporciona viviendas a los inmigrantes extranjeros que llegan a la ciudad, que reciben ayudas para montar negocios, que los chinos no pagan impuestos… Quiero creer que no encuentro trabajo porque el extranjero es mi competencia desleal y que quien está con ellos está contra mí. El joven líder del PP Casado, no siente ningún escrúpulo al mover esa bola para cosechar votos.
Quiero creer para encontrar cabezas de turco, siendo manipulado por los que tienen medios para poner en circulación los bulos. ¿Por qué no considero enemigo a los bancos a los que se les dieron prestamos que no van a pagar nunca, cuando yo mismo he sido desahuciado? Creer no es pensar, no es cuestionar, es seguir a pie juntillas sin que la razón intervenga. Se necesita fe para seguir viviendo con dos sueldos que no te permiten llegar a fin de mes.