Cádiz
La crisis anima la Universidad
La crisis se ha convertido en un estímulo para ir a la Universidad. Los principales centros públicos registran un repunte de matriculaciones.
La crisis y las nuevas titulaciones se han convertido en un estímulo para ir a la Universidad. Los principales centros públicos registran un repunte en la matriculación, tras la caída de alumnos de los últimos años. Educación estima que un millón y medio de estudiantes llenarán las aulas, un 40% de la población en edad universitaria.
El curso 2009-2010, que los Príncipes de Asturias abren oficialmente el martes 29 en la Universidad de Salamanca, viene marcado por la incorporación de 1.235 grados adecuados al Plan Bolonia, y el reto de reducir la duración de los estudios y mejorar el rendimiento, mientras aumenta el estudiante con una dedicación parcial y sin prisa por acabar.
Aunque el período de matrícula no se ha cerrado, las primeras universidades en volumen de estudiantes –Complutense, Sevilla, Granada y Barcelona–, consultadas por Efe, confirman que el ingreso de nuevos alumnos ha experimentado un ligero crecimiento, estimado en casi un 3% en el caso de las de Madrid y Barcelona respecto al curso anterior.
En otras el aumento ha sido “extraordinario”, como califica el rectorado de la Universidad del País Vasco la subida en un 8,9% de nuevos alumnos, o el 10% de la de Zaragoza, que deben afrontar con un presupuesto ajustado.
Hay un claro incremento de la demanda, pero las plazas “no pueden ampliarse hasta el punto que suponga una merma de calidad”.
Los recursos económicos son limitados, explica a Efe Ernest Pons, director de la Oficina Europea de la Universitat de Barcelona (UB), donde este curso “se van a cubrir todas las plazas”, casi once mil de nuevo ingreso.
El sistema universitario acusa una caída de alumnos desde principios de esta década, por el descenso de población de esa edad y la fuga de jóvenes a la Formación Profesional. Ahora, “el contexto económico y social, que aumenta el deseo de estudiar, y la renovación de las titulaciones, que ha generado una buena acogida”, explica, en palabras de Pons, esta recuperación.
Pero además de la entrada, habrá que ver la tasa de abandono, advierte.
Reducir ese fracaso, que oscila entre el 30% y el 50% en algunas titulaciones, disminuir la duración de los estudios y aumentar el rendimiento de los alumnos, son exigencias de la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
Y las universidades presenciales deben dar respuesta a una tendencia creciente: el estudiante “a tiempo parcial”, señala el sociólogo Antonio Ariño, vicerrector de Convergencia Europea y Calidad de la Universitat de Valencia (UV) y director de la investigación El oficio de estudiar en la Universidad: compromisos flexibles, que subraya la importancia de tomarse esa etapa de una manera seria.
Los vínculos y compromisos con el estudio han sufrido una transformación, según el sociólogo, como ha ocurrido en otros ámbitos de la vida, la política, la religión o la familia.
Hay estudiantes que cumplen sus objetivos pero, según el último informe Datos y Cifras del Ministerio de Educación, un tercio de los alumnos compagina trabajo y estudios, y no termina la carrera en el periodo previsto –algunas investigaciones fijan 6,3 años de media la licenciatura–, al tiempo que adquiere mayor importancia la formación continuada a lo largo de la vida.
“Nos encontramos con hijos de familias de escasos recursos que han de trabajar para pagarse la carrera –explica a Efe Antonio Ariño– aunque son mayoría los estudiantes de clases medias que pueden costearla pero hacen trabajillos para conseguir cierto grado de autonomía”. En consecuencia, el rendimiento es menor y se alarga su permanencia en el sistema.
Por otro lado, hay una actitud generalizada de que no hay prisa, y se manifiesta también –agrega el sociólogo– en el hecho de que hay jóvenes que, aún no estando suficientemente preparados, piensen en hacer una segunda carrera al terminar la primera.
Esa tendencia, junto a la organización de los estudios en el EEES, impone modificar sistemas tradicionales. “En vez de obligar a los alumnos a que se matriculen de 60 créditos, vamos a atender que algunos no se han planteado acabar en cuatro años”, indica el vicerrector de Valencia.
Es “una idea compartida por muchas universidades”, coincide Ernest Pons desde la UB, uno de los centros donde un nuevo reglamento académico oficializa las figuras del estudiante “a tiempo completo” y “a tiempo parcial”, y establece diferencias en el número de créditos, años permanencia e itinerarios.
Las peculiaridades de la situación económica, además de la falta de demanda de trabajo cualificado por las empresas, sostiene Antonio Ariño, tienen efecto en ese sentimiento de los estudiantes de los últimos cursos de que acabarán, pero como no hay una perspectiva de inserción laboral rápida, se apuntarán a un máster u otra carrera.
Los titulados superiores soportan mejor el desempleo –el paro en el grupo de 25 a 29 años era del 13,8% en el segundo trimestre de 2009, mientras que llegaba al 29,5% entre los que no tenían estudios post-obligatorios, según el INE– aunque no escapan a la temporalidad, sobrecualificación y bajos salarios.
En la Red Universia, que gestiona empleo para recién titulados, la publicación de vacantes de trabajo este año ha aumentado un 21,70%, hasta el pasado agosto, respecto al mismo periodo en 2008, aunque el stock de currículos se elevó un 134,52%.
Por otro lado, se aprecia “un receso en la oferta de contratos indefinidos, mientras se incrementan las prácticas, becas y otras modalidades a tiempo parcial. Y los salarios se han congelado”, declara a Efe Javier Sagi-Vela, director general de Universia Holding.
El empresario, asegura, “toma decisiones coyunturales para salir del paso”. La legislación no permite que un mismo becario se perpetúe en un puesto en esa condición, pero “otra cosa es una querencia de las empresas a no invertir en la creación de un puesto de trabajo, porque de forma rotativa van incorporando un becario para esas funciones. Y debe estar ocurriendo con seguridad”.
Las titulaciones con mayor demanda son, según Sagi-Vela, Empresariales, Economía, Ingenierías y Derecho y, cada vez más, recién licenciados con conocimientos on-line y capacidades más allá de las puramente académicas, como habilidad para las relaciones, hablar en público y trabajo en equipo. Cualquier postgrado o máster son valorados, añade.
Las escuelas de negocio prevén que este curso aumente un 12% la matrícula en estudios de postgrado, según un informe de la consultora Círculo Formación.
El curso 2009-2010, que los Príncipes de Asturias abren oficialmente el martes 29 en la Universidad de Salamanca, viene marcado por la incorporación de 1.235 grados adecuados al Plan Bolonia, y el reto de reducir la duración de los estudios y mejorar el rendimiento, mientras aumenta el estudiante con una dedicación parcial y sin prisa por acabar.
Aunque el período de matrícula no se ha cerrado, las primeras universidades en volumen de estudiantes –Complutense, Sevilla, Granada y Barcelona–, consultadas por Efe, confirman que el ingreso de nuevos alumnos ha experimentado un ligero crecimiento, estimado en casi un 3% en el caso de las de Madrid y Barcelona respecto al curso anterior.
En otras el aumento ha sido “extraordinario”, como califica el rectorado de la Universidad del País Vasco la subida en un 8,9% de nuevos alumnos, o el 10% de la de Zaragoza, que deben afrontar con un presupuesto ajustado.
Hay un claro incremento de la demanda, pero las plazas “no pueden ampliarse hasta el punto que suponga una merma de calidad”.
Los recursos económicos son limitados, explica a Efe Ernest Pons, director de la Oficina Europea de la Universitat de Barcelona (UB), donde este curso “se van a cubrir todas las plazas”, casi once mil de nuevo ingreso.
El sistema universitario acusa una caída de alumnos desde principios de esta década, por el descenso de población de esa edad y la fuga de jóvenes a la Formación Profesional. Ahora, “el contexto económico y social, que aumenta el deseo de estudiar, y la renovación de las titulaciones, que ha generado una buena acogida”, explica, en palabras de Pons, esta recuperación.
Pero además de la entrada, habrá que ver la tasa de abandono, advierte.
Reducir ese fracaso, que oscila entre el 30% y el 50% en algunas titulaciones, disminuir la duración de los estudios y aumentar el rendimiento de los alumnos, son exigencias de la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
Y las universidades presenciales deben dar respuesta a una tendencia creciente: el estudiante “a tiempo parcial”, señala el sociólogo Antonio Ariño, vicerrector de Convergencia Europea y Calidad de la Universitat de Valencia (UV) y director de la investigación El oficio de estudiar en la Universidad: compromisos flexibles, que subraya la importancia de tomarse esa etapa de una manera seria.
Los vínculos y compromisos con el estudio han sufrido una transformación, según el sociólogo, como ha ocurrido en otros ámbitos de la vida, la política, la religión o la familia.
Hay estudiantes que cumplen sus objetivos pero, según el último informe Datos y Cifras del Ministerio de Educación, un tercio de los alumnos compagina trabajo y estudios, y no termina la carrera en el periodo previsto –algunas investigaciones fijan 6,3 años de media la licenciatura–, al tiempo que adquiere mayor importancia la formación continuada a lo largo de la vida.
“Nos encontramos con hijos de familias de escasos recursos que han de trabajar para pagarse la carrera –explica a Efe Antonio Ariño– aunque son mayoría los estudiantes de clases medias que pueden costearla pero hacen trabajillos para conseguir cierto grado de autonomía”. En consecuencia, el rendimiento es menor y se alarga su permanencia en el sistema.
Por otro lado, hay una actitud generalizada de que no hay prisa, y se manifiesta también –agrega el sociólogo– en el hecho de que hay jóvenes que, aún no estando suficientemente preparados, piensen en hacer una segunda carrera al terminar la primera.
Esa tendencia, junto a la organización de los estudios en el EEES, impone modificar sistemas tradicionales. “En vez de obligar a los alumnos a que se matriculen de 60 créditos, vamos a atender que algunos no se han planteado acabar en cuatro años”, indica el vicerrector de Valencia.
Es “una idea compartida por muchas universidades”, coincide Ernest Pons desde la UB, uno de los centros donde un nuevo reglamento académico oficializa las figuras del estudiante “a tiempo completo” y “a tiempo parcial”, y establece diferencias en el número de créditos, años permanencia e itinerarios.
Las peculiaridades de la situación económica, además de la falta de demanda de trabajo cualificado por las empresas, sostiene Antonio Ariño, tienen efecto en ese sentimiento de los estudiantes de los últimos cursos de que acabarán, pero como no hay una perspectiva de inserción laboral rápida, se apuntarán a un máster u otra carrera.
Los titulados superiores soportan mejor el desempleo –el paro en el grupo de 25 a 29 años era del 13,8% en el segundo trimestre de 2009, mientras que llegaba al 29,5% entre los que no tenían estudios post-obligatorios, según el INE– aunque no escapan a la temporalidad, sobrecualificación y bajos salarios.
En la Red Universia, que gestiona empleo para recién titulados, la publicación de vacantes de trabajo este año ha aumentado un 21,70%, hasta el pasado agosto, respecto al mismo periodo en 2008, aunque el stock de currículos se elevó un 134,52%.
Por otro lado, se aprecia “un receso en la oferta de contratos indefinidos, mientras se incrementan las prácticas, becas y otras modalidades a tiempo parcial. Y los salarios se han congelado”, declara a Efe Javier Sagi-Vela, director general de Universia Holding.
El empresario, asegura, “toma decisiones coyunturales para salir del paso”. La legislación no permite que un mismo becario se perpetúe en un puesto en esa condición, pero “otra cosa es una querencia de las empresas a no invertir en la creación de un puesto de trabajo, porque de forma rotativa van incorporando un becario para esas funciones. Y debe estar ocurriendo con seguridad”.
Las titulaciones con mayor demanda son, según Sagi-Vela, Empresariales, Economía, Ingenierías y Derecho y, cada vez más, recién licenciados con conocimientos on-line y capacidades más allá de las puramente académicas, como habilidad para las relaciones, hablar en público y trabajo en equipo. Cualquier postgrado o máster son valorados, añade.
Las escuelas de negocio prevén que este curso aumente un 12% la matrícula en estudios de postgrado, según un informe de la consultora Círculo Formación.
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