Como cada año, el pueblo de Vejer de la Frontera conmemora el patronazgo de la Santísima Virgen de la Oliva sobre su pueblo y comarca, desde que el Papa León XIII, concediera esta bula canónica en 1885. Os mostramos cinco razones por la que acudir a esta jornada de tradición, cultura, fe y naturaleza.
EL SANTUARIO
En el lugar de la actual ermita de la Oliva, el obispo asidonense Teodoracio erige una iglesia o basílica en el año 674, aprovechando la existencia de una antigua villa romana. Como ara fundacional se usa un antiguo monumento funerario con inscripción pagana, donde se deja constancia del depósito de las reliquias de los santos Esteban, Servando y Germán y Justa y Rufina.Tras la invasión árabe en el año 711, el culto se sigue manteniendo en cierto modo. Prueba de ello es el testimonio de una crónica árabe del s. VIII, que atribuye la finalización de una sequía, en pleno verano, a la intervención de María Santísima, quien hizo rebosar el río Barbate.
Ya en 1340, tras la Batalla del Salado, se pacifica la comarca definitivamente, iniciándose un culto más firme en la ermita, momento en el que posiblemente se instituya la advocación de “la Oliva” como símbolo de la paz, dando así el nombre a la patrona de Vejer.
Posteriormente, a inicios del s. XV, se erige un nuevo templo de estilo gótico, que fue derribado en el s. XVIII, para edificar la planta del templo actual de acuerdo con la corriente estética de la época, siguiendo las pautas del neoclasicismo gaditano. Parece que el chiclanero Antonio Pizano fue el gran benefactor de las obras, conservándose un retrato suyo en el santuario como exvoto. A finales del siglo XIX se inician nuevas reformas en la zona del claustro y dependencias adjuntas. Recientemente, en 2004, se ha realizado una obra de ampliación de las dos naves laterales del templo.
Desde entonces, el templo ha sido tutelado por la parroquia del Divino Salvador, bajo la administración de su hermandad, quien costeaba para su cuidado un ermitaño o santero.
En su interior se muestran grandes obras de arte que adornan las paredes de la ermita, muchas de ellas traídas como exvotos en agradecimiento a la Santísima Virgen, pero sin duda destaca su imponente retablo barroco. Según una tablilla de su estructura, hoy perdida, éste fue levantado en 1763 por maestros ensambladores y escultores procedentes de Antequera. Realizado en madera policromada y dorada, se adapta al ábside la ermita de manera semiesférica. Consta de banco, con sagrario central y los relieves laterales de la Anunciación y la Adoración de los Pastores; cuerpo central, donde está el exquisito camarín que alberga la imagen de la patrona de los vejeriegos; cuerpos laterales, separados por columnas, con las imágenes de San Servando y San Germán; y en el ático, vemos en la zona mas baja un relieve de la Santísima Trinidad sobre cornisa de ángeles y como remate superior, una escultura de San Miguel venciendo al demonio.
A finales del S. XIX, se restauró el retablo y se llevó a cabo una importante limpieza de tallas. En el pasado año 2020, ha sido completamente restaurado por el equipo dirigido por la restauradora Pilar Morillo Pérez.
HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LA OLIVA CORONADA
Aún es incierto el origen de la primitiva “cofradía de Santa María de la Oliva”, aunque gracias a la primera noticia de la existencia de la misma, que nos proporciona el testamento de Leonor García en 1481, debemos pensar que desde tiempos bajo medievales comenzara a tener entidad. Será en el s. XVI cuando vaya tomando mayor fuerza, extendiéndose la devoción a Ntra. Sra. de la Oliva por toda la comarca, momento en el que se realiza la imagen actual de la Virgen.
A fines del s. XVIII hay una reunificación de la misma, coincidiendo con el revulsivo de la ampliación del templo. En el siglo XIX, tras unos años de estancamiento, se reorganiza con gran entusiasmo y será en 1892, cuando aparezcan sus nuevos estatutos. Durante todo el siglo XX, la hermandad de Nuestra Señora de la Oliva Coronada ha ido creciendo de manera paulatina, llegando a poseer en la actualidad casi los 2000 hermanos, por lo que se asienta como una de las hermandades más antiguas y numerosas de la Diócesis de Cádiz y Ceuta.
Desde los siglos modernos la hermandad ha sido la encargada de dar forma a los cultos que se celebran en torno a su patrona. Por entonces, la fiesta principal se efectuaba el 15 de agosto en el santuario, por lo que,desde Vejer hasta la Oliva, los vecinos, clero y autoridades bajaban a la ermita por la mañana y asistían a la función religiosa solemne dedicada a la Virgen. Por otro lado, a modo de rogativas por sequías o epidemias, la imagen de la Virgen subía al pueblo y será a inicios del s. XIX, cuando comience la tradición de traer a la Virgen a Vejer anualmente los 10 de agosto y retornarla el 24 del mismo mes. Durante esta estancia de la Santísima Virgen, el pueblo celebra una Gran Velada en su honor, además de celebrar los correspondientes cultos religiosos, donde destaca el rezo de la novena, oraciones que se remontan a finales del s. XIX, al igual que el himno que le dedican todos sus hijos.
En nuestros días, en la festividad de la Asunción, día 15 de agosto, el día más grande para los vejeriegos, tiene lugar la función principal ante el magno altar donde se venera la imagen en la Parroquia del Divino Salvador, al que asisten todas las autoridades locales. Por la tarde, el pueblo saca en procesión a su patrona, entre volteo de campanas, sones musicales y aroma de nardos, sobre un excelso trono de plata, luciendo la Señora y todos los asistentes, sus mejores galas.
IMAGEN DE LA VIRGEN
La actual imagen de Ntra. Sra. de la Oliva, que sustituyó a la medieval, es obra del escultor sevillano Martín Alonso de Mesa, quien la entregó a la hermandad en 1596. La talla fue encargada por el Pbro. Lorenzo Patiño, entonces Hermano Mayor, quien pagó por ella 130 ducados, cantidad que incluía un tabernáculo y andas.
Esta escultura de bulto redondo, tallada en madera de pino de Segura, estofada y policromada, representa a la Virgen con expresión dulce pero mayestática. Porta sobre su brazo izquierdo al Niño, mientras con la mano derecha sujeta un ramo de olivo.La túnica se recoge hacia el lado derecho con pliegues sencillos que consiguen el efecto de ensanchar la figura y acentuar su majestad. Propio de la estética manierista, la imagen deja caer su peso en la pierna izquierda en un gracioso contraposto. Como obra de transición, se mueve entre el idealismo del final del gótico y del Renacimiento y el naturalismo del Barroco.
Los ojos de cristal que se le colocaron en el s. XIX contribuyen a un mayor realismo, momento en el que también fue repolicromada la imagen. Ha sido intervenida por el escultor Juan Abascal Fuentes en 1967, por los hermanos Arquillo Torres, en los años noventa y en tiempos más recientes, la restauradora vejeriega Pilar Morillo Pérez ha restaurado la imagen en varias ocasiones.
A la imponente talla, se le colocan piezas textiles y de orfebrería que ayudan a engrandecer la realeza de la imagen de la Virgen y el Niño, tales como el manto, toca, coronas, ramo de olivo, media luna y rosario.
Debido a la gran devoción y afluencia de fieles a su santuario y fiestas principales, se demanda a finales del siglo pasado la coronación canónica de la sagrada imagen de la Virgen de la Oliva. Esta petición fue aprobada por el Excmo. y Rvdmo. Obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Antonio Ceballos Atienza, que será quien en 1996 impondrá sobre las benditas sienes de nuestra patrona la corona que la proclama Reina del universo, siendo párroco Balbino Reguera Díaz y Hermano Mayor, Juan Infante Peña. Tan noble y piadoso acto de fervor religioso es recordado con gran cariño por la feligresía vejeriega.
CONMEMORACIÓN DEL PATRONAZGO
El 7 de mayo de 1885, ante la petición de la hermandad y el cabildo vejeriego, el papa León XIII declara a Ntra. Sra. de la Oliva Patrona Principal de Vejer de la Frontera y su comarca. Desde entonces, cada 7 de mayo, los vecinos de Vejer y la población hermana de Barbate, se reúnen en los contornos del santuario, pasando un agradable día campestre, para festejar dicho día y renovar el patrocinio de la Santísima Virgen. La misa solemne se celebra en la mañana, con la asistencia de las autoridades civiles y eclesiásticas y por la tarde la imagen de la Virgen de la Oliva sale en procesión por los aledaños de su santuario para el rezo del Santo Rosario.
La imagen, portada por cargadores, en unas andas adornadas por las azucenas blancas de Dolores Grosso, circunda el jardín del Sagrado Corazón de Jesús, erigido en el año 1917, estando en el santuario acogidos varios frailes alemanes, expulsados de Camerún por la I Guerra Mundial. Esta comunidad estará residiendo tres años en La Oliva, donde dejaron un retrato de los mismos y el legado de la devoción a Cristo.
En el año 1985, la cofradía celebró el 100 aniversario de la proclamación de la Santísima Virgen de la Oliva como patrona de Vejer y su comarca, momento en el que le fue concedida la primera Medalla de Oro de la Ciudad de Vejer, siendo hermano mayor Juan Morillo Crespo. Así mismo en 2010, la hermandad volvió a festejar dicha efeméride en su 125 aniversario, siendo hermano mayor Juan Melero Melero. En ambas ocasiones, la imagen de la Virgen subió de manera extraordinaria a Vejer para recibir cultos en su honor.
DEVOCIÓN EN VEJER Y BARBATE
Sin duda, es la excelsa imagen de la Virgen de la Oliva quien acapara los corazones de los vecinos de Vejer y Barbate, que en bonita convivencia han ido a rendir honores a la patrona cada 7 de Mayo desde 1885. Familias completas se reunían en torno a la sombra de los pinos y acebuches, con sus mejores viandas, cantes y risas, hasta llegar la tarde, donde la salida de la Virgen cerraba la jornada campestre.
Para el recuerdo, queda aquel especial acontecimiento, en el que celebrando el 400 aniversario de su imagen y en los albores de su coronación canónica, la imagen de Ntra. Sra. de la Oliva peregrinó hasta el pueblo vecino de Barbate en el año 1996, ya que, hasta su segregación en el año 1938, esta población pertenecía al municipio matriz de Vejer, por lo que la ha tenido como patrona hasta el año 2011, momento en el que pasó oficialmente el testigo a la Santísima Virgen del Carmen. Hoy siguen siendo muchos los barbateños y barbateñas que acuden al santuario para la ocasión, teniendo además de la Venerable Hermandad de Ntra. Sra. del Carmen un gran hermanamiento con la de la patrona de Vejer.