Además de las siete víctimas mortales 90 personas resultaron heridas durante la jornada de violencia, que arrancó la noche anterior con esporádicos choques entre soldados y camisas rojas.
Un manifestante murió de un balazo en el tórax cuando las tropas dispararon sobre cerca de dos centenares de camisas rojas que se habían parapetado tras una barricada levantada en las inmediaciones de la nueva embajada británica, observó Efe.
En otra escaramuza, los soldados abatieron de un tiro en la sien a un miembro de la unidad paramilitar de los camisas rojas, indicó un médico del hospital al que trasladaron a la víctima.
El Centro de Emergencias Erawan, que coordina la asistencia en los hospitales de la capital,indicó que además las dos personas que ingresaron con un bala en el tórax y otra en la sien, otras cinco habían muerto durante los disturbios de ayer vienes.
Otro manifestante murió la noche del jueves al ser alcanzado por un disparo realizado por los militares cuando tomaron posiciones.
También en las proximidades del campamento de los camisas rojas, al lado del parque de Lumpini y pulmón de la urbe, dos reporteros gráficos, uno de ellos canadiense de la cadena de televisión France 24 y otro del diario tailandés de Matichon, resultaron heridos por impactos de bala.
Una horas después, otro camarógrafo del canal tailandés de televisión VoiceTV fue herido al recibir un disparo.
Desde que el Ejército emprendió la noche del jueves la operación de asedio que persigue desalojar a los camisas rojas del corazón comercial y forzar a sus cabecillas a negociar, un total de ocho personas han muerto y al menos 101 resultado heridas.
Entre éstas el asesor militar del frente antigubernamental, el general renegado Khattiya Sawasdipol, en coma profundo a causa del disparo en la cabeza que recibió durante la primera hora de la misión encomendada a las tropas.
Los más violentos enfrentamientos ocurrieron en la entrada de la barriada de Bokai, situada detrás del bazar de noche o de Suam Lum y uno de los más visitados por el turismo, que casi ha desaparecido tras nueve semanas ininterrumpidas de protestas callejeras.
Aquí, unos veinte camisas rojas fueron detenidos por las tropas gubernamentales que dispararon munición real, balas de goma y gases lacrimógenos sobre la turba de gente que les arrojaba piedras y otros objetos contundentes.
Antes de que el Ejército consiguiera aislar casi por completo el campamento de los camisas rojas, grupos de manifestantes y efectivos de las fuerzas de seguridad se enfrentaron también en otras áreas situadas más allá del contorno de zona comercial.
Las escaramuzas entre camisas rojas, algunos de ellos armados con pistolas, llegaron hasta el distrito financiero colindante.