En su visita a la base naval de Pensacola, el mandatario, que esta noche se dirigirá a la nación desde el Despacho Oval para hablar del derrame, reconoció que los estadounidenses están “asustados” y “enfadados” por el vertido de petróleo, el peor desastre ecológico en la historia de Estados Unidos.
“Mi Gobierno hará todo lo necesario durante el tiempo que sea necesario” para asegurarse de que se ataja la situación y la zona del golfo de México vuelve a la normalidad, aseguró Obama ayer, cuando han transcurrido casi dos meses de la catástrofe.
El derrame de petróleo, que los científicos han calculado que pudo llegar a los 6,4 millones de litros diarios, antes de la colocación de la campana de contención sobre el pozo, representa “un desastre medioambiental sin precedentes”, que recibirá “una respuesta sin precedentes”, aseveró el dirigente.
El presidente estadounidense reiteró su promesa de que el Gobierno obligará a la empresa responsable del vertido, British Petroleum (BP), a pagar en su totalidad las indemnizaciones que le correspondan.
Obama, que concluyó ayer su cuarta visita a la región afectada, tiene previsto reunirse hoy en la Casa Blanca con el presidente de BP, Carl-Henric Svanberg, y otros altos funcionarios de la compañía.
Con sus declaraciones en Pensacola, el presidente estadounidense adelantó en cierto modo el contenido de su discurso a la nación de ayer, el primero de su mandato.
Obama hablará desde las 20.00 horas locales (00.00 GMT), durante 15 minutos, desde el Despacho Oval, en un discurso retransmitido en directo por televisión.
En él, según adelantó ya la Casa Blanca, que ha descrito la alocución como “un punto de inflexión” en la lucha contra el derrame de crudo, el presidente expondrá los esfuerzos que están en marcha para combatir el vertido y la marea negra.