Ocurrió el pasado martes, cuando ella misma abrió la puerta de su casa a los delincuentes después de que se hicieran pasar por técnicos de Urbanismo que iban a su domicilio a realizar mediciones, poniendo como excusa la antigüedad de su vivienda.
Eran las tres y media de la tarde y en la calle Évora no se oía ni un alma. Trinidad, propietaria de la casa de vecinos, estaba descansando en el sofá viendo la tele cuando la inquilina de la planta baja le dio al timbre y, acto seguido, le avisó de que para arriba iban dos hombres preguntando por ella. “Llegaron preguntando por José Torres, mi marido fallecido y dueño de la joyería de abajo que ahora regenta mi hijo, y le indicaron que era urgente y que tenían que hablar con un familiar de él. Mira que sabe que no tenemos que abrir a nadie”, lamenta. Cuando se vino a dar cuenta, ya estaban llamando a su puerta y ella se confió y abrió sin más. “Nada más entrar me dijeron que venían de Urbanismo y cuando me di cuenta habían subido el escalón y estaban dentro del comedor. Me dijeron que venían a medir la casa porque al ser una finca muy antigua tenían que comprobar si estaba todo en condiciones y me preguntaron si tenía goteras”.
Aunque le extrañó esa visita y a esa hora, el aspecto de los dos despistó a esta anciana, ya que, como explica “iban muy bien arreglados los dos, y uno tendría unos 24 años y era muy guapito y otro 55 y por el acento parecían de aquí”, aclara. Una vez dentro, tras preguntarle por su nombre, comenzaron a “mirar toda la casa”. En Comisaría ya le han dicho que estos robos están a la orden del día.