La Fiscalía de Sevilla ha pedido dos años de cárcel para el propietario de un bar ubicado en la calle Betis por los ruidos "excesivos" e "intolerables" generados en este establecimiento debido al "elevado" volumen de la música y al "taconeo" de los clientes durante las noches de los fines de semana, lo que "impedía" dormir a los vecinos que residían en las viviendas ubicadas sobre el local.
En su escrito de acusación, consultado por Europa Press, el fiscal pide para el acusado dos años de prisión, el pago de una multa de 7.200 euros y la inhabilitación para el ejercicio de profesión u oficio relacionado con la hostelería por dos años por un delito contra el medio ambiente, así como que indemnice con 18.000 euros a siete vecinos a los que el ruido les produjo estrés y trastorno de ansiedad.
El fiscal relata que el acusado, F.G.V., explotó desde enero de 2005 hasta 2009 el bar 'Al Alba', reconociendo cuando lo adquirió "los diversos problemas, entre ellos por falta de insonorización del local, surgidos con los vecinos del bloque de viviendas", hasta que en noviembre de 2006 obtuvo una licencia para bar con música con aforo máximo de 67 personas y límite de emisión sonora de 90 decibelios en el interior del local.
Medioambientalmente, y según añade el Ministerio Público, la zona donde se ubicaba el bar estaba calificada como acústicamente saturada de ruidos, siendo el límite establecido por la Ordenanza municipal de Ruidos y Vibraciones de Sevilla para las piezas habitables de una vivienda de 30 decibelios de nivel de inmisión sonora.
SUPERÓ EL AFORO MÁXIMO PERMITIDO
El fiscal señala que, "desde un principio", el acusado emitía por las noches y al menos hasta las 3,00 horas música desde el local, incluidas actuaciones con músicos en directo que cantaban utilizando micrófonos y amplificadores, "habitualmente a muy elevado volumen y en ocasiones sin pasar por limitadores acústicos", lo que dio lugar a una sanción del Ayuntamiento de Sevilla tras inspección de 13 de enero de 2006.
Además, y según asevera la Fiscalía, el imputado permitía que el aforo máximo del local se sobrepasara "notablemente" hasta cuatriplicar y quintuplicar el número de máximo de clientes permitido, "lo que unido al volumen excesivo de la música y el taconeo aumentaba aún más el ruido y vibraciones emitidos desde el bar".
Sobre el establecimiento residían entre 2005 y 2010 un total de diez personas que, durante ese tiempo y "especialmente" de noche los fines de semana, "se vieron en sus casas expuestos continuamente a ruidos excesivos e intolerables que dificultaban o impedían el sueño", todo ello a pesar de que el acusado "conocía las graves molestias que continuadamente causaban a los habitantes de esas viviendas y de las repetidas inspecciones de la Policía Local, alertada tras denuncias vecinales".
"INTENSO" ESTRÉS EN LOS VECINOS
Añade la Fiscalía que todos los vecinos, especialmente dos de ellos, se han visto entre 2005 y 2010 "expuestos reiteradamente a ruidos que por su frecuencia, intensidad, duración, falta de control sobre la fuente y sonoridad, han afectado gravemente a su sosiego, descanso nocturno y conducta".
Así, la situación "les ha generado intenso estrés", produciendo un trastorno de ansiedad con síntomas fisiológicos, con merma "notable" de su calidad de vida, mientras que otros cinco vecinos "también han sufrido estrés prolongado por el exceso de ruidos padecido durante años".