En los pasados tres años, aborígenes de West Arnhem (en el norte de Australia) han conseguido reducir las emisiones del territorio al equivalente de 488.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) gracias al uso de técnicas tradicionales para la lucha contra incendios durante la época seca.
Cada tonelada puede ser vendida en el mercado de créditos de carbono (en el que empresas, instituciones o países pueden comprar créditos para compensar por sus emisiones) a un precio de unos 10 dólares australianos (unos 9 dólares de EE.UU.) por tonelada.
Sam Jonhston, del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), dijo a Efe que durante generaciones los indígenas australianos han prevenido incendios incontrolados durante la época seca austral con reducidos fuegos originados bajo control.
La práctica crea cortafuegos y una mezcla de terrenos quemados e intactos que minimiza la destrucción durante la época de incendios y aumenta la protección de la biodiversidad.