Más de 60 años siendo un lugar de encuentro o de paso en la siempre viva Plaza de las Tendillas de Córdoba. Y con el paso del tiempo, tres generaciones de la familia Camacho han visto cómo han cambiado los tiempos. Y dan fe de ello porque son tiempos de innovación y renovación para la prensa.
Esa que cada vez mira más al mundo digital dejando al papel en un lugar de mucha incertidumbre. De ahí que Antonio eche el cierre al kiosco. Algo que inevitablemente provoca multitud de sentimientos. "Tengo pena porque yo me he criado aquí, mi madre echaba jornadas maratonianias - desde las 7:00 horas hasta las 21:00 horas - y comía de un tupper a mediodía, nuestra vida ha estado ligada al kiosco", cuenta Antonio Camacho, actual encargado del kiosco, a Viva Córdoba. La ilusión, por otra parte, de iniciar una nueva andadura empresarial en el mundo de los eventos y los espectáculos, le hace sonreir.
El quiosco lo puso en marcha su abuelo, Matías. Para muchos el primer militante del PSOE en Córdoba. Algo mal visto en la dictadura y que le costó la quema del puesto en 1976. Tras aquel suceso sobrevivió y mantuvo el pulso no sólo al sistema dictatorial de la época franquista. También al nacimiento de la democracia y sobre la cual a día de hoy se organizan debates sobre si está en peligro el modelo de convivencia. "Se está dando una crispación que no se daba desde la época de mi abuelo, y ahora estamos en un momento en el que políticos de este país reciben balas y amenazas". Por tanto, "estamos en un momento un tanto oscuro que ojalá no pase a mayores consecuencias".
Este punto imprescindible para recordar la memoria simbólica de Córdoba hace que evidentemente muchos rostros conocidos sepan lo que es comprar el periódico en este lugar. "Por aquí han pasado todos los alcaldes de la ciudad, literatos y actores como Harrison Ford", enumera. Aunque "ese día estaba mi madre y yo para un día que salgo del kiosco voy y me lo pierdo", recuerda con simpatía.
La crisis del sector y la bajada de ventas en los periódicos provocan el cierre de un lugar que seguirá vivo en la mente de muchos. Porque la historia escrita por periodistas y la leída por los lectores ha pasado por allí. Y la nostalgia no hay quien la sepulte.